Diario de Ruta 2009, Ecuador

Reflexiones en la selva

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Ahora que se acerca el final del viaje me doy cuenta de la suerte que he tenido. Viajar es el mejor regalo que te pueden hacer. Aprendes, ves, conoces, descubres, sientes... vives.

 

Tahina-Can Bancaja es (porque aún no se ha acabado) una experiencia increíble. De este viaje a Ecuador me llevo la maleta llena de recuerdos, anécdotas, amistad y felicidad.

Todos y cada uno de nosotros formamos parte de esta comunidad tahina. Cada día una aventura, un lugar por conocer. Grabadoras y cámaras nos han acompañado a lo largo del camino. Entrevistas, crónicas, reportajes, noticias… todo vale para contarle al resto del mundo qué estamos haciendo.

Si me piden que elija cual ha sido el mejor día, aunque suene tópico, no puedo escoger sólo uno porqué todos han sido especiales: subida al Cotopaxi, comunidad Runa Tupari, Quito, la mitad del mundo y la selva. En el Amazonas hemos vivido junto con mosquitos, monos, loros, serpientes y orugas. Están siendo unos días únicos. Hemos tenido la oportunidad de conocer a un Shamán y a su familia, y además nos han ofrecido, con mucha hospitalidad, su comida.

Después de todos estos días conviviendo y compartiendo momentos con mis compañeros, puedo decir que tengo una nueva familia, unos amigos que espero poder ver en muchas más ocasiones (a poder ser en un nuevo viaje).

Escribo desde la cabaña del Amazonas donde nos hospedamos, con unas décimas de fiebre y enrabiada conmigo misma por no poder hacer las actividades del día de hoy. Es una sensación de decepción, pero no por estar enferma, sino por perderme nuevos momentos que grabar en mi mente.

Cada minuto de viaje, cada segundo de nuestros movimientos quizá no vuelvan a repetirse nunca más. Es por eso que hay que estar atento, vigilar a tu alrededor y retener las sensaciones.

Los expedicionarios, venidos de todos los rincones de España, tenemos una nueva visión del mundo en qué vivimos.