Diario de Ruta 2009, Ecuador

Durmiendo en la selva…literalmente.

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Cabañas de madera en medio de la selva, ese es el alojamiento de los tahinos en su visita al Amazonas. Un complejo de cuatro casas de madera que albergan en su interior una serie de habitaciones, todas menos una, que guardaba una gran sorpresa para los chicos de la expedición.

 

Tras ser conducidos desde Misahualli a través del río Napo mediante cuatro canoas propulsadas a motor, los tahinos llegaron al campamento que les acogió durante tres noches, con la expectación por parte de los expedicionarios hombres de cual sería esa cabaña especial de la que Pierre, encargado del complejo, había advertido. El único problema: no tenía los mismos acabados de las otras y los 17 chicos que conforman la expedición dormirían sin separaciones interiores.

La mencionada casa fue construida con motivo de la llegada de Tahina-Can Bancaja, ya que no era suficiente con tres cabañas para acojer a todos. El problema llegó cuando se dieron cuenta que no estaba terminada. Formada por dos plantas, la baja tenía plásticos donde debía tener paredes y la planta alta ni eso. Por no tener no tenía ni vallas para evitar las caídas, cosa que se solucionó construyendo a toda unas improvisadas paredes. Pero esto no desanimó a los tahinos, sino todo lo contrario, lo asumieron como una oportunidad única de dormir en contacto total con la naturaleza. Tampoco tenían mosquitera, problema que preocupaba principalmente, pero que luego dejó de importar cuando la dirección del lugar comentó que la madera estaba tratada con una "protección antimosquitos" que impidía el paso de éstos al interior aunque no haya cerramiento alguno, o eso dicen. Lo que es seguro es que las arañas campaban a sus anchas porque ya habían hecho la visita de rigor.

Aparte de esto, la cabaña era perfecta para descansar, no hacía nada de calor y las vistas eran impresionantes. Todo tiene su parte positiva, y la experiencia fue única, o eso creo yo, por lo que no hay nada como recojer algunas declaraciones para conocer el sentir general:

– Adrián Blanco: "La cabaña es demasiado sencilla (esboza una sonrisa) y el mayor problema son los insectos. Hay que pensar que en la Amazonía los insectos son más parecidos a un Boeing 747 o a un tanque de guerra que a simples mosquitos".

– Paulino Font: "Demasiado glamurosa para vivir en la selva, se pierde el contacto con el entorno, aunque la falta de paredes exteriores es un punto a favor".

– Salvador J. Tamayo: "Es mejor de lo que pensaba, no se echan en falta las paredes. Me fascina despertarme y darme cuenta de que he pasado la noche con alguna que otra araña".

– Dario Moreno: "Creo que al fin y al cabo esto forma parte de la experiencia de la selva. Obviamente es menos cómodo, pero me parece interesante y me encanta despertarme con la luz del sol".

En conjunto las sensaciones fueron buenas, hay hambre de aventura entre los expedicionarios y esto solo supone hacerla más grande…el viaje continua, aunque sea sin paredes.