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El capricho de Pepy II

Por Júlia Pradas

«Has dicho en esta tu carta que has traído a un enano de la danza divina del país de los habitantes del horizonte, similar al enano que el portador del sello de dios Bawerdjed trajo del Punt en la época del rey Isesi. Ven inmediatamente, pues, aguas abajo, a la corte. Deja todo como está y trae contigo a ese enano que has cogido vivo, sano y salvo en el país de los habitantes del horizonte, para las danzas del dios, a fin de alegrar y regocijar el corazón del rey del Alto y el Bajo Egipto, Neferkare, el cual viva eternamente. 

Cuando él monte contigo en el barco, nombra a personas de confianza para que estén detrás suyo a ambos lados del barco y vigilen que no caiga al agua. Cuando duerma en la noche, nombra a personas de confianza para que duerman con él en la tienda. Inspecciona diez veces por la noche. Mi Majestad desea ver a ese enano más que los dones del Sinaí y del Punt. Cuando llegues a la corte, si ese enano está vivo, sano y salvo contigo, Mi Majestad te concederá más favores que los que recibió el portador del sello del dios Bawerdjed, en la época del rey Isesi, a causa del deseo ardiente de Mi Majestad de ver a este enano».

Este es un fragmento de la carta que escribió el faraón Pepy II a Herjuf, considerado el primer cronista de viajes, cuando descubrió que éste había encontrado un pigmeo. 

Las expediciones a la tierra de Punt, en el sur, eran frecuentes en el Antiguo Egipto, pues había presentes exóticos que resultaban muy atractivos para la élite. Es así como Herjuf, al igual que otros, emprendía viajes a estas tierras bajo las órdenes del faraón. 

Toda esta información ha llegado a nuestros días gracias a la historia de Herjuf en la fachada de su sepultura. De esta forma sabemos que era un príncipe, gobernador del Alto Egipto y tesorero del faraón, que realizó diversos viajes al sur de Egipto. 

Fue durante el último viaje que el expedicionario encontró un pigmeo, que posteriormente envió a Menfis para entregárselo al faraón. Pepy II era un niño que quería divertirse con el enano en la corte, aunque algunos enanos ocuparon cargos de importancia e incluso fueron enterrados junto a los complejos de sus faraones. 

Desde tiempos remotos, el viajero tiene la necesidad de probar, a través de elementos prescindibles, sus aventuras.

David Rull explicando la biografía de Herjuf en las Tumbas de los Nobles de Asuán.