Diario de Ruta 2004, México

El papel de Maricielo

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Desde la esquina mira como se lavan las manos. Se retoca el peinado y una sonrisa coqueta se dibuja en su rostro. "Tome señora", es la frase que mas veces repite al dia. Y es que Maricielo trabaja en un restaurante. Ofrece un trozo de papel a las mujeres que se lavan las manos. A cambio, la voluntad.

Desde la esquina mira como se lavan las manos. Se retoca el peinado y una sonrisa coqueta se dibuja en su rostro. "Tome señora", es la frase que más veces repite al día. Y es que Maricielo trabaja en un restaurante. Ofrece un trozo de papel a las mujeres que se lavan las manos. A cambio, la voluntad.

Tiene 36 años y dos crios a los que cuidar. De día reparte papel, de noche, teje. Nos sonríe y es amable.

-"¿De dónde son ustedes, señoras?"

-"¿De España", respondemos.

-"¿Un lindo país España, como se vive ahí?"

Le gusta conocer, aprender, por esto quizás es la única de su familia que habla español. Sus padres sólo conocen el maya. Se marchó de su pueblo con 15 años y ahora vive en Cancún.

"Tengo calor", dice mientras se abanica con la mano. No es para menos: trabaja once horas vestida con el traje típico de la región. "Está echo a mano", comenta con orgullo. Hablamos un rato, sonríe agradecida por la conversación. No todos le brindan su tiempo. Nos despedimos de ella, vuelve a su silla y espera paciente, sonríe.

"Tome señora, papel".