Noticias 2008, Perú

“Este viaje enseña a compartir” – Santiago Tejedor

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Cuando América Latina lo es todo. Cuando 29 años son suficientes para ser el dueño de un currículum que podría sorprender a más de uno. Cuando sueñas despierto sentado en la sala de espera de cualquier aeropuerto del planeta (qué más dará el destino) intentando esbozar un gran proyecto. Así es Santiago Tejedor. Trabajador y constante, se define a sí mismo.

SANTIAGO TEJEDOR
Coordinador del proyecto Tahina-Can Bancaja

“Ah, eres tú!”, le dicen los incrédulos. La verdad es que su apariencia física, juvenil y desenfadada, rompe con los tópicos que suelen asociar la sabiduría con la vejez. De hecho, la primera reacción que suele tener cualquiera que se tope con él es la de pensar que se encuentra más bien ante un modelo de alguna prestigiosa marca, que delante de un reconocido periodista especializado en la información online. Lejos de la vestimenta seria y formal que podría ir asociada a alguien de su ámbito, Santiago es capaz de combinar perfectamente una camiseta roja de Ernesto “Ché” Guevara, posiblemente recuerdo de alguna de sus aventuras, con unos tejanos y unas zapatillas de la marca Etnies, más propias de un skater que de un Doctor en Ciberperiodismo.

Un contenido que contrasta con un continente. Hablando de continentes: América del sur, con el que mantiene el amor de su vida. “Sin América Latina no soy nada”, afirma rotundamente. Lo cierto es que no vacila al pronunciar estas palabras. Lo hace tan seguro que nos impide dudar de su certeza. Tahina-Can, la estrella grande, lo llevó de Moncada (Valencia) a Barcelona y de ésta a Quito. De la última quedó embrujado. Fue entonces cuando decidió conocer la tierra que siglos atrás los conquistadores hallaron donde se suponía el fin del mundo, recorrer cada palmo de ella para descubrir esa realidad que se escapa del resort para turistas. Viajar, pero viajar de verdad, como pasión, hobby y trabajo. Nicaragua, México, El Salvador, República Dominicana… no importa el lugar si éste se encuentra entre El Caribe y la Tierra del Fuego.

Aún así, llega un momento en el que viajar solo se convierte en algo a lo que le falta un pequeño detalle. El aliño, tal vez, si se tratara de ensaladas. Ver el amanecer en lo alto de Machu Picchu es una experiencia fascinante, pero sabe a poco si no puedes compartirlo con nadie. De ahí, de la necesidad de compartir esos momentos, nace la idea de la expedición. “Este viaje enseña a ‘compartir’”.

Tahina-Can apareció de nuevo y de ella cogió su nombre. Padre del proyecto que ha permitido a más de 250 estudiantes emprender el viaje hacia lo desconocido, Santiago se muestra muy satisfecho cuando habla de las expediciones que ya se han realizado y de las que están por venir. “Le doy las gracias a este proyecto”, dice con el corazón en la boca. “A veces, cuando estoy bajo de moral, pienso en todo lo que hemos hecho y saco de ahí la energía que me hace falta para enfrentarme al día a día”. Son las palabras de alguien que vive para su trabajo y es feliz por ello.

“La vida de cada uno es un camino”
, nos dice. Y el suyo empieza y acaba, o al menos lo segundo, en América del Sur.