Diario de Ruta 2009, Ecuador

Estudiar en la USFQ

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 Dos expedicionarios conversan con estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito, aprovechando la mañana de conferencias y debates en las instalaciones de la universidad en la capital ecuatoriana.

Ella se llama Ana Belén, tiene el pelo largo y gafas de pasta. Lleva tres años estudiando Periodismo y no para de sonreír cuando nos habla.

Fernanda viste una camisa roja. Aunque vive en Quito, nació en Machal, una población de la costa ecuatoriana. Estudia el séptimo semestre de Periodismo Multimedia, tras haber pasado uno de los anteriores en la Universidad de Mississipi.

También Valeria estudia Periodismo y lleva las uñas pintadas de rojo. Aunque está muy concienciada por los problemas de su país, esta tarde se mostraba más preocupada por el partido de fútbol Ecuador-Bolivia que por otras cuestiones.

Las tres son alumnas de la Universidad de San Francisco de Quito y con las tres hemos compartido la jornada de hoy.

 

La USFQ no es una universidad como las demás. Tiene ciertas peculiaridades a las que hoy hemos podido acercarnos y que Ana Belén, Fernanda y Valeria nos han ayudado a entender.

Fue fundada en 1987 y desde los primeros años se centró en lo que se consideran artes liberales. Nació con la vocación de crear un nuevo modelo de institución educativa más creativa y potenciar la calidad de la enseñanza superior; quiso marcar una diferencia con respecto a las universidades públicas ecuatorianas. Sí, porque esta universidad es privada. Cursar un año en ella cuesta alrededor 8.500 dólares americanos, lo que la convierte en la más cara de todo el país.

Paseas por el campus de la USFQ y a tu alrededor solo ves estudiantes que disfrutan de su tiempo libre leyendo sentados en el césped, terminan un trabajo en grupo junto a un pequeño lago, o toman un café mientras conversan en las escaleras del Edificio Galileo. Como se puede imaginar, el ambiente es de lo más agradable, pero para los universitarios no es la única ventaja de estudiar aquí.

Fernanda nos cuenta que la eligió por la alta calidad de la formación que ofrece, considera que es una universidad de referencia en toda Sudamérica, "lo máximo en educación". Pronto notamos que una de las cosas que más valora es la gran cantidad de posibilidades de intercambio con universidades extranjeras, sobre todo en Estados Unidos y Canadá (de hecho, cuenta con el mayor programa de intercambio de toda América Latina), así como el amplio programa de prácticas en importantes empresas con posibilidad de ser contratado tras ellas.

Muchos de los estudiantes que hemos conocido provienen de familias que no tienen ningún problema para afrontar el elevado coste de la Universidad de San Francisco de Quito, como es el caso de Valeria. Sin embargo, Ana Belén se acoge al programa de becas de la institución, al igual que algunos de sus compañeros. Hay dos grandes modelos de ayudas económicas. Por un lado, las citadas becas en el sentido tradicional, otorgadas a fondo perdido por la propia Universidad a aquellos estudiantes cuyo expediente sea especialmente brillante. Por otro, lo que se conoce como Asistencia Financiera, un sistema sustentado por empresas privadas que se traduce en un préstamo que el estudiante deberá devolver con intereses cuando comience su actividad profesional. Este último es el caso de la mayoría de los alumnos que reciben ayudas.

 

No podemos concluir sin hacer referencia al indiscutible carácter elitista de esta Universidad. La mayoría de las grandes figuras del país han pasado por sus aulas. El simple hecho de ser estudiante de la USFQ te otorga una posición social privilegiada y un futuro prometedor. Pero no todos los jóvenes pueden se estudiantes de la USFQ. Esto la lleva a distanciarse, quizás más de la cuenta, de la realidad social, cultural y económica de Ecuador.

En nuestra opinión, no es este el camino hacia el progreso, hacia una equidad que ofrezca a todos las mismas posibilidades de desarrollo personal e intelectual. Creemos que la misma calidad que en todos los aspectos ofrece sin duda esta universidad debieran ofrecerla también las universidades públicas del país, llevando así a la sociedad ecuatoriana hacia el verdadero cambio.