Diario de Ruta 2015, Uzbekistán

La esencia de un país entre telas

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Jiva es todo color. Y no solo por sus madrazas, sus palacios y mezquitas, sino también por sus mercados.

Telas bordadas con flores y otros estampados vivos y llenos de color decoran las calles más turísticas y los rincones más frecuentados. Productos que, a pesar de estar claramente orientados a aquel que viaja y quiere llevarse un buen y bonito recuerdo de la ciudad, y de Uzbekistán en sí mismo, acaban convirtiéndose en un importante símbolo del país.

Podemos pensar en bolsos, monederos, mochilas, camisetas, vestidos, pantalones, manteles… Sin embargo, jamás entenderíamos ciudades como Jiva sin las butacas cubiertas con telas características uzbecas, con abundancia de colores y estampados; ni sin los manteles, sofás y cortinas que visten los locales y restaurantes de la zona y que le dan ese toque alegre y juvenil. Una esencia propia.

El traje típico de la mujer uzbeca refleja también este toque de informalidad, de desenfado, incluso de masculinidad. Se trata de un traje conformado, normalmente, por una blusa tipo túnica y un pantalón (lózim), una chaqueta y el doppa o gorro típico.

El chapan, tal y como se denomina al traje típico uzbeco, ofrece una mezcla de coloridos y estampados y traslada una imagen alegre y festiva, que se hace presente en muchas festividades importantes como sucede con la celebración del Navruz, que festeja el inicio de la primavera y reúne a todas las familias cada 21 de Marzo. También ocurre con la costumbre de la mujer uzbeca recién casada, que se viste con el chapan durante los meses siguientes a su boda, esta vez sin el adras o pantalón, solamente con el vestido.

A pesar de ser un traje tradicional, el estilo del chapan y sus estampados están presentes en las indumentarias de las mujeres uzbecas también como una moda y un complemento. La hija de Karimov, presidente de Uzbekistán, fue propulsora de esta tendencia después de la Semana de la Moda de París celebrada el año pasado. Desde entonces, muchas mujeres jóvenes lo han incorporado en sus vestimentas diarias en forma de pañuelos, bolsos o incluso blusas.

El ardas o estampado típico recuerda a un efecto tie die de formas geométricas no acabadas de definir, que combinan diferentes colores, siguiendo una simetría. Los bordados florales y otros estampados no son, como algunos piensan, el dibujo original que caracteriza al traje uzbeco, sino que son muchas las ciudades de Asia central que lo adoptan como característico de su zona.

La mujer uzbeca es elegante en todas sus formas, la moda uzbeca también. Ellas muestran orgullosas sus trajes y aprovechan cualquier ocasión para lucirlos. Nosotros, los turistas, nos encantamos con su esencia alegre que nos resulta tan original y moderna, y tan típica a la vez. En ciudades como Jiva, que vive en gran parte del turismo, los uzbekos saben cómo deben decorar sus estancias y locales, qué deben vender en sus mercados. Y esa excusa es la que llena sus calles principales de alegría. Calles de artesanía, de música, de ambiente humilde y alegre, de colores, que atrapan al turista como ninguna otra ciudad.