Noticias 2008, Perú

La Expedición Tahina-Can Bancaja afectada por el mal de altura

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“Tengo mucho dolor de cabeza y me cuesta respirar tan sólo con  andar”. Era algo que todos esperaban,  pero con lo que nadie quería encontrarse. El temido mal de altura afectó a alrededor de una veintena de jóvenes de la Expedición en el trayecto entre Arequipa y Puno.

“Los síntomas del mal de altura se producen por la falta de adaptación del cuerpo a la disminución de presión de oxigeno en el ambiente. Los síntomas más frecuentes son cefalea en un 90%, seguido de alteraciones en el sueño, mareos y vómitos “, señaló Ana María Abad, médico de la expedición.

La Expedición Tahina-Can Bancaja madrugó el lunes día 15 de septiembre para realizar su traslado  a la ciudad de Puno, tercer destino tras Lima y Arequipa. Después del desayuno, los dos autobuses pusieron rumbo a lo que sería una larga jornada en la que los expedicionarios soportaron alrededor de 10 horas de viaje.  Durante el trayecto, la Expedición se detuvo en distintos enclaves para observar  un árido paisaje, muy distinto al de la ciudad de Arequipa, prueba de la disminución de presión de oxigeno en el ambiente. Siempre por encima de los 3000 metros de altura los autobuses trazaban curvas y rectas que parecían interminables. Tanto es así que inluso la comida se realizó a 4500 metros. Fue este el momento en el que un mayor número de tahinos empezaron a sufrir síntomas del mal de altura, llamado soroche por los autóctonos.

“Empecé a caminar hacia donde estaban mis compañeros pero me sentí muy débil y decidí volver al bus. Al subir los escalones me sentí muy mareada e incluso con cierta sensación de desmayo. La guía me dio un copo de algodón con alcohol para olerlo y eso me alivio” afirma Liliana, monitora de televisión.

El caso de Liliana no fue aislado. El número de tahínos que se acercaba a la médico para relatar su malestar fue ascendiendo hasta un total de veinte, la mayoría de ellos con los mismos síntomas.  Con esta situación los buses llegaron al destino, Puno. Una vez en el hotel un gran número de expedicionarios, afectados  o no por el soroche, tomaron una infusión de hoja de coca,  el remedio local para el mal de altura.

Una dosis más de aventura para unos jóvenes ávidos de conocer a fondo todo lo que da de sí el Perú.