Diario de Ruta 2015, Uzbekistán

La Plaza Registán: el emblema de Samarcanda

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Y ahora, ¡pasea tu mirada sobre Samarcanda! ¿No es la reina de la tierra? Más altiva que todas las ciudades cuyos destinos tiene entre sus manos”, dijo Allan Poe.

Y precisamente eso ha hecho la Expedición Tahina-Can: pasear la mirada sobre sus calles, pasear los pies sobre su suelo hasta llegar a un magnífico rincón, un rincón grande, inmenso.

Flanqueada por tres soberbias madrazas se encuentra la Plaza Registán. Pudiera ser ése el motivo de la fascinación que este entorno suscita. Fue en el siglo XV cuando esta plaza pasó a ser la plaza central de Samarcanda. En 1405 Tamerlán murió cuando se disponía a emprender la conquista de la dinastía Ming, en China. Su voluntad de ser enterrado en Shahrisabz se vio frustrada y su cuerpo acabó en el complejo de Gur Emir, mausoleo que él mismo mandó construir para Mohammed Sultan, su nieto, unos años antes.

Si Tamerlán viera este lugar en la actualidad, posiblemente, no lo reconocería. Ya no se encuentra el bazar cubierto que entonces allí se situaba, ni la intersección de seis grandes avenidas que partían hacia las murallas de la ciudad y, obviamente, no había ni rastro de los tres imponente monumentos que constituyen la Plaza Registán.

La madraza Ulugbek fue la primera en ser construida, entre 1417 y 1420. En este espacio había una pequeña plaza para las observaciones astronómicas, antes de la construcción del observatorio Ulugbek. Originariamente, más de 100 estudiantes vivían en sus 50 celdas siendo el jeque Jodzha Ahrar y el poeta Abdurrahman Djami algunos de sus alumnos más destacados. Durante el siglo XVIII el primero de sus pisos y las cúpulas del portal fueron desmontados haciendo completamente necesaria su restauración en el siglo XX. Sus minaretes fueron enderezados, y las cúpulas y la bóveda principal se alzaron de nuevo.

La segunda construcción en la Plaza Registán fue la madraza Sher-Dor, que tuvo lugar entre 1619 y 1636 en un espacio antes utilizado por Ulugbek. Intenta ser un reflejo de la primera madraza, es decir, la madraza de Ulugbek. Fue decorada con ornamentos vegetales e inscripciones islámicas. Resulta especialmente interesante la figura del tigre con la cabellera de león. De aquí sale su nombre, Sher-Dor, "que tiene los Tigres". Este dibujo fue prácticamente perdido y se restableció después con los trabajos de restauración. Lo significativo de esta madraza hace referencia al entierro del imán Muhammad Dzhafar en su interior, en la esquina sudeste del edificio.

Por último, a mediados del siglo XVII sería necesaria la construcción de una nueva mezquita en Samarcanda, debido al mal estado en que la mezquita Bibi-Hanym se encontraba. Yalangtush-biy decidió construir tal mezquita en Registán, que a su vez cumpliría el papel de madraza. Esta obra duró cerca de 20 años, siendo acabada en 1660. Su dorada cúpula, sus paredes y su mihrab superaron todas las estructuras hasta entonces conocidas en Asia Central. Fue por este motivo por el que la madraza recibió el nombre de Tillya-Kari, que significa ‘dorado’.

Cabe mencionar la repercusión que tuvo la estructura arquitectónica de la plaza Registán para posteriores creaciones. Se considera que otros países como Milán con su Plaza del Duomo o Moscú, Plaza Roja, se inspiraron en la distribución de la plaza uzbeka.

"Si dudas de nuestro poder, mira nuestros edificios", proclamaba Tamerlán. Qué razón tenía.

Foto: Mireia Sanz