Diario de Ruta 2010, Chile

Mi querido amigo chileno: Osvaldo Piña

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Osvaldo Piña, chileno de 23 años, nos acompaña en la visita de Santiago de Chile, que dura unas 4 horas.

La expedición llega al aeropuerto de Santiago de Chile, nos puñan el pasaporte (¡mi primer puño!) y vamos a recoger las maletas. Había quedado en la salida de los vuelos internacionales con Osvaldo Piña, un amigo con el que hace tres años que tenemos contacto a través de Internet. Habíamos quedado allí a las 10.00h, hora local. Le envió un mensaje de texto pero no lo recibe. Yo ya supongo que entre tanto tumulto a la salida no nos encontraremos. De pronto veo una cabeza asomada que sonríe y me saluda.

Él nos acompaña durante las pocas horas que pasamos en Santiago. Se cola entre los españolitos tahinos que paseamos por Santiago, nos intenta ayudar a pasar desapercibidos, pero no lo consigue. Las cámaras en el cuello y los rubios/as de la expedición nos delatan.

Osvaldo me cuenta que el aeropuerto de Santiago quedó bastante destrozado por el terremoto de febrero del año pasado. Cuándo salimos del aeropuerto me enseña que en Santiago se pueden divisar dos cerros (montañas): la de los Andes, de la que sólo se puede ver la silueta por la cantidad de contaminación, y la de la Costa.

Cuando llegamos a la capital de Chile vamos viendo pequeñas casas con techos triangulares de todos los colores. Lo que más me sorprende es que al lado de éstos también podemos ver edificios modernos altísimos con vidrieras. El chileno dice "la ciudad ya se expandió, ahora esta subiendo hacia arriba. Por eso se están construyendo edificios altos y estos no tienen nada que ver con los contruídos anteriormente, es una ciudad de mucho contraste entre lo nuevo y lo viejo".

En el autobús me doy cuenta que la gran cantidad de gatos que vemos en España se ven reemplazados por perros en Santiago. Osvaldo me cuenta que se abandonan muchos perros y que el servicio de las perreras en Chile es muy limitado. Además, por lo visto no se puede matar a los perros que se encuentran deambulando por la calle, no es legal como en España.

A las 14.30h le decimos a Osvaldo que nos lleve a comer algo chileno en el sitio dónde van a comer los autóctonos. No queremos sitios en los que se esperan a los turistas con ansias de doblarles el precio original. Nos lleva a una panadería dónde venden empanadas horneadas de diferentes tipos. Y es importante que sean horneadas, y no fritas. "Las horneadas son las típicas, las que recogen la esencia del país, la más buenas pero también las más difíciles de encontrar" dice Osvaldo Piña.

3 empanadas de pino y 1 de champiñones con queso. Las de pino son las más populares: llevan carne molida, cebolla, ají… Una empanada y una agua: 1200 pesos. Que equivale algo menos de dos euros.

Después de la comida tengo que despedirme de mi amigo, tiene que irse a trabajar. Trabaja en una especie de centralita y administra sistemas en una empresa de supermercados. Eso sí, no se despide sin regalarme su armónica. A cambio, le regalo mi collar de la suerte.