Noticias 2013-2014, Tailandia

Amanece en Bangkok

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Son las seis de la mañana, hace bochorno y el cansancio se nota tras un largo vuelo, pero la capital de Tailandia nos despierta con sus calles llenas de vida


El frío de Madrid nos recibe a las 8.30 de la mañana, hora de reunión de los expedicionarios en el aeropuerto de Barajas. Siempre hay gente que llega con retraso, pero a las 9.30 ya hemos facturado todos nuestras maletas con una mezcla de sentimientos que se mueven entre la inquietud y el entusiasmo.

Inquietud por lo desconocido: Partimos hacia un país que la mayoría no hemos pisado, con unas costumbres completamente extrañas, una diferencia horaria de seis horas y, además, sacudido por fuertes revueltas en vísperas de unas elecciones.

Y con entusiasmo, mucho entusiasmo por la experiencia que nos espera y las ganas que tenemos de llegar a nuestro destino para dar rienda suelta a la aventura. Cuando embarcamos son más de las 11 y nos esperan doce horas a bordo. El avión apaga sus luces creando un ambiente acogedor que da pie a nuestro viaje.

“Yo me lo tomo como un reto, saber qué se siente en situaciones como ésta, en las que el cambio horario es brutal y además llegamos a una hora en la que no podremos descansar”, explica Janina Delgado, alumna y expedicionaria. “Nunca he estado en un vuelo tan largo ni tantas horas sin dormir, pero con la emoción del viaje creo que ni me va a afectar”, añade Fàtima Ortí, también participante del proyecto.

Mientras hablo con ellas, se hace la noche, hemos subido las persianas con curiosidad y nos hemos percatado de ello. Qué raro se nos hace pensar que en Barcelona solamente son las cinco y media de la tarde.

Cuando aterrizamos la ciudad nos recibe húmeda y bochornosa, y Dao (la que será nuestra guía en Bangkok) nos explica los tips básicos que debemos saber sobre la ciudad y su estilo de vida, arrancándonos unas risas de paso. “Mucho cuidado con las chicas guapas, porque te puedes encontrar alguna sorpresa”, ha bromeado Dao en medio de su discurso.

Al fin llegamos a nuestro hotel tras tantas horas de viaje, pero no hay lugar para el descanso. Después de dejar las maletas y asearnos un poco salimos a dar una vuelta por los alrededores. Puestos de comida, supermercados, tiendas y unas calles muy transitadas nos sorprenden mientras la ciudad y sus habitantes cobran vida sonrientes mientras hacen cola en los tenderetes callejeros. Aún no toca dormir, nos espera un largo e intenso día por delante.