Noticias 2017, Colombia

El arte de las musas

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El concepto que tiene Rodríguez de la música es muy peculiar, porque entiende este arte como algo vivo, algo frágil, algo que permanece en la historia si uno le pone suficiente empeño y talento en ello. Con cara de preocupación, explica que lo que está contando es tanto o más importante que la vida misma: "Debéis entender que los políticos y las leyes van y vienen pero la música permanece. La cultura permanece". Es una visión afortunada que, opina Rodríguez, poca gente tiene la suerte de tener.
Juan Carlos Rodríguez es un hombre austero, tranquilo y muy empático con la gente de su alrededor. Con 56 años de edad ha recorrido Colombia de punta a punta más veces de las que se pueden contar. Y el motivo de su constante ir y venir por el país cafetero es, como confiesa él mismo, "un motivo de lucha constante contra la ignorancia".
Rodríguez, de origen peruano, lleva 30 años en Colombia. Estudió Derecho en su país, pero su vocación siempre ha sido la música, que le acompaña desde que nació hasta el día de hoy. 
Y aunque nunca ha pisado un conservatorio, es todo un maestro en su género: la música tradicional y ancestral de Sudamérica y, concretamente, de Colombia. Su labor, además de animar fiestas y eventos, consiste en preservar y conservar las canciones más antiguas en la memoria de los colombianos.
"La música que hago es muy vocacional, es algo que sale de dentro, es la vida y la historia de nuestros paises que queremos contar a través de la música. La historia de nuestros ancestros, nuestros antepasados, nuestra tradición… es todo lo que tenemos y si no hacemos algo, todo esto se perderá", declara el músico de tez oscura.
Juan Carlos se remite a canciones que fueron parte de su infancia en Perú. Canciones con las que educa y hace crecer, día tras día, a sus hijos: 
"Tengo mujer y tres hijos. Los dos mayores se dedican a la música, son profesionales, pero no hacen mi música porque prefieren otros géneros más actuales". Lo dice sonriendo pero resignado. Los jóvenes son una causa perdida en esta guerra, aclara.
El concepto que tiene Rodríguez de la música es muy peculiar porque entiende este arte como algo vivo, algo frágil, algo que permanece en la historia si uno le pone suficiente empeño y talento en ello. Con cara de preocupación, explica que lo que está contando es tanto o más importante que la vida misma: "Debéis entender que los políticos y las leyes van y vienen pero la música permanece. La cultura permanece". Es una visión afortunada que, opina Rodríguez, poca gente tiene la suerte de tener.
 
Con pesar, repite lo mismo una y otra vez para quedarse tranquilo consigo mismo, mientras recoge todos sus instrumentos y se dirige a la salida del local: "Somos luchadores culturales. Luchadores de nuestra historia, luchadores por nuestro pasado y luchadores por nuestra cultura. Nunca lo olvides. La música lo es todo". Dicho esto, sale teatralmente del local con actitud seria y orgullosa, convirtiendo esta salida en un refuerzo de sus palabras, que cobran vida a medida que su música se va apagando, poco a poco, entre la gente.