Noticias 2015, Uzbekistán

La Jiva más mística ‘bendice’ la Expedición Tahina-Can

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El calor asfixia. Los imprescindibles del día han sido agua, pañuelos y gorros. Caras de cansancio y bocas sedientas. Incluso los lugareños refrescaban con agua del pozo las nucas de cada uno de los expedicionarios. Así hemos vivido la esencia de la milenaria Jiva, declarada patrimonio universal por la UNESCO en 1990.

La ruta empieza por la "estrella" de la ciudad. Se trata del Kalta-Minor, o "minarete inacabado", una construcción de 29 metros que impresiona y destaca por encima del resto de edificaciones. Conocida como "más bella que los cielos", esta torre azulada tenía que superar los 100 metros cuando en 1855 una invasión detuvo el gran proyecto. Aun así, todos los expedicionarios hemos coincidido. El matrimonio entre tonalidades turquesa y el efecto del azulejo reflejado con el sol son su grandeza. Una sensación de impresión para el viajero que recuerda al efecto que produce la inacabada Sagrada Familia. Todo por estar más cerca de Dios.

Ya dentro de las inmediaciones de la ciudadela de Kunya-Ark, la plaza principal de Jiva ha servido para que los expedicionarios se refrescasen. Se trata del centro social de la ciudad y el espacio donde se celebran las festividades de Año Nuevo, que en Uzbekistán se celebra durante el tradicional 31 de diciembre y también el 21 de marzo con la llegada de la primavera. El calor ha servido como excusa para relacionarse con los habitantes locales. El entendimiento por las altas temperaturas ha sido tal que un grupo de hombres muy amablemente han compartido el agua del pozo del centro de la plaza para refrescar a los expedicionarios. La complicidad con los uzbecos resulta cada vez más fácil.

La mezquita de verano del kan Kurinish-Hana ha salvaguardado del sol a toda la troupe. Ese espacio de culto, orientado hacia la Mecca, despierta admiración con las figuraciones azuladas, la confluencia con la madera y la pintura al estilo de Jiva. La mezquita de verano es hoy el Museo Etnográfico y se complementa con otras salas visitables como la antigua Casa de la Moneda, y las viejas celdas de la cárcel, donde una sola mención a la reciente abolición de la pena de muerte ha despertado escalofríos en más de uno.

Ropas, retratos, antigüedades y libros recorrían los pasillos de los diferentes espacios museísticos, distribuidos en las diferentes madrazas de los grandes gobernadores de Jiva. La ciudad recordaba al mismísimo reino de Khalesi, personaje de la serie ‘Juego de Tronos’. El legado musulmán de la ciudad ha continuado con la visita al taller artesanal del maestro Nadir Matjakuvbov para conocer de primera mano cómo se construyen los atriles de nogal y olmo donde las personas colocal el Corán.

El momento más místico, sin embargo, ha llegado con la necrópolis de los kanes, lugar de descanso del reconocido Pahlavon Mahmud, el "Protector de Jiva". Este gobernante es recordado como el poeta-luchador, y su mausoleo sirve hoy como lugar sagrado de peregrinaje.        

Como auténticos hajis, los expedicionarios no hemos querido perdernos la oportunidad de entrar en este lugar sagrado. Para ello, el ritual requiere lavarse las extremidades, sacarse los zapatos, entrar descalzado y sentarse encima de las rodillas. Los cánticos del sahra retmbaban com un eco místico entre las paredes de la gran bóveda azulada que nos encubría. Todos mirábamos, escuchábamos y dejábamos constancia del momento en nuestras cámaras. Cuando los últimos musulmanes han recibido la bendición, varios miembros de la expedición se han arrodillado mirando al suelo alrededor del sahra para vivir en primera persona el ritual de la bendición.

La guinda de la mañana la ha puesto la llegada de unos novios que visitaban el templo para recibir la bendición de su enlace matrimonial. Las fotos y las sonrisas se mezclaban entre expedicionarios y el séquito de invitados. Una mezcla cultural pero con sensaciones muy próximas, un festejo compartido.

Después de comer pizza y suavizar el estómago de las hierbas y especias tradicionales de la cocina uzbeca, cada equipo se ha puesto a trabajar. El calor a la hora punta ha sido la excusa perfecta para ultimar los detalles en el hotel. Hoy toca exponer los primeros trabajos y terminar de enfocar los proyectos.

El cierre a un caluroso día lo pondrá la puesta de sol que puede contemplarese desde la antigua muralla Ichan-Kala.

Jiva ha sido un contraste de tierra y cielo que bien merece una buena despedida al son de alguna copita de vodka. La próxima aventura recorrerá la pura arena bajo el imponente sol del desierto, pues la expedición se dirigirá al desierto de Aykhala, donde retomaremos la conexión para el próximo martes.