En contra de algunos pronósticos y con un cronotropo negativo de trasfondo, han logrado sobrevivir y poner rumbo a Cartagena de Indias. Han sido días intensos y una aventura apasionante pero se han llevado con ellos algunos efectos secundarios que les van a hacer recordarla unos días más. Aquí dejamos sus recomendaciones para evitar algunos de ellos.
1. Han habido caídas y algunas fisuras que se podrían haber evitado. Por eso las botas de montaña de caña media son las mejores aliadas para realizar la ruta. También hubiese sido recomendable volver al cole para aprender en una clase exprés cómo atarse los cordones y así, optimizar el uso del calzado.
2. Es de vital importancia llevar un arsenal de tubos de vaselina para untarse los pies antes de comenzar a caminar cada día. Pueden corroborarlo algunos expedicionarios que se han saltado este segundo mandamiento y han acabado llenos de dolorosas ampollas.
3. Se dice que las camas y las hamacas son individuales, pero lo más habitual es compartirlas con las chinches. Para hacer frente a su hambre voraz, lo ideal es llevar un buen saco de dormir que te cubra de pies a cabeza. Pero ojo, ¡que no se metan dentro!
4. Al principio de la aventura el equipaje pesa la mitad que al final. Esto es por culpa de la humedad, otro compañero de viaje habitual. Impregna todas las prendas e impide que se sequen. Llevar un polar y una bolsa de plástico resultan indispensables para un correcto aislamiento.
5. Otro gran enemigo es el mosquito. Ante la imposibilidad de andar con un traje de apicultor por plena sierra, es muy aconsejable fabricar una segunda piel a base de spray antimosquitos para mantener la original a toda costa.
6. Aunque consigas impregnarte todo el cuerpo de relec, acabar el día sin picaduras es casi una utopía. Por ese motivo, no hay que perder de vista todo tipo de remedios y pomadas para aliviar el escozor. 9 de cada 10 doctores aseguran que no rascarse es también muy recomendable para evitar heridas e infecciones.
7. Para combatir la deshidratación y los dolores de cabeza es imprescindible llevar la botella de agua llena. Y la cartera. Ya que cuanto más alto se sube, el agua y otras bebidas se convierten en un bién más codiciado; el precio aumenta a la par que la altura.
8. Todo aquel con un tono de piel más claro que el de los Kogi, debe llevar en la mochila crema solar. Aunque la vegetación sea abundante, hay tramos en los que la luz del sol se filtra de lleno. Tampoco está de más una gorra bifuncional: con protección para el sol y para las típicas lluvias tropicales.
9. En Colombia anochece a las seis, por ese motivo, se debe llevar luz a la sierra nevada. La mejor opción es llevar un frontal. Aunque este consejo tiene una parte negativa que no hay que obviar: los mosquitos volarán, atraídos, a la altura de la cara. Eterno dilema: luz o fauna.
10. Durante la excursión las botas respirarán cuando se utilicen las chanclas con las que cruzar los ríos. De este modo se cumplirá el objetivo de tener las botas (casi) secas.
CONSEJO EXTRA. Antes de empezar las 1.200 escaleras que hay hacia la Ciudad Perdida, se debe cruzar un río. Cuando llueve, el caudal aumenta y es imposibe cruzarlo. Por lo tanto, a la que empiecen a caer las primeras gotas hay que salir corriendo para evitar lo sucedido a los expedicionarios. Esperar cinco horas a que baje el río para ser rescatados en misión nocturna.
