Diario de Ruta 2008, Perú

Vergüenza

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Subida en el tren Valencia-Madrid, que luego enlazaría con el vuelo Madrid-Lima, me contaron que la marca Apple había sacado a la venta un nuevo iPod. Este reproductor cambia de canción si lo agitas, además los colores disponibles son diferentes y más llamativos que los del iPod viejo. "Cuando vuelva de Perú -pensé- iré a comprarlo porque el mío es muy antiguo y necesito uno nuevo". Ahora, sentada en una lancha que me lleva desde Taquile hasta Puno y pienso en el nuevo iPod como una necesidad absurda y vergonzosa promovida por occidente.

En la isla de Taquile, igual que en la de los Uros, las casas donde vive una familia entera no son más grandes que mi habitación. Usan la misma ropa que llevan durante el día para dormir. Y no solo eso, según me contó Madelaine, una niña de 12 años que vive en la isla de los Uros, tiene dos faldas, una verde que usa a diario y otra de color azul que reserva para cuando se case. Solamente usan zapatos, una especie de sandalias, durante el invierno. Cuando necesitan hacer sus necesidades deben coger una barca de paja y remar hasta otra isla que todos usan para lo mismo. Los retretes que tienen son para uso exclusivo de turistas y no funciona la cadena, hay que echar un cubo de agua del lago Titicaca. Comen carne tres veces al año y el resto pescado que, ellos mismos pescan. Los niños de Taquile se pelean por encender una linterna que uno de los expedicionarios les ha mostrado. Por las islas no hay ni un papel por el suelo, ningún resto de contaminación.

En España, igual que en todo el mundo occidental, las casas más pequeñas miden entre 50 o 60 metros cuadrados. Ni nos planteamos usar la misma ropa para ir a trabajar o a la universidad que para dormir. De hecho tenemos muchísimas prendas para las dos ocasiones que van acordes con la moda que se lleva cada temporada. Así pues, nadie que viva en París, Nueva York o Londres tiene una falda para todos los días y otra preparada para cuando se case. Tenemos minifaldas, faldas por la rodilla, faldas deportivas, faldas por los tobillos, faldas arregladas, faldas-pantalón… Los zapatos los usamos siempre, aunque sean incómodos y nos hagan heridas, como los tacones. En casa, en los lugares de trabajo, en las tiendas… tenemos aseos con cadena y sin tener que remar a otra isla. Rechazamos el pescado y comemos carne en Burguer King o KFC. Los niños discuten sobre quien tiene la Play Station más cara y con más accesorios. Usamos el coche hasta para desplazarnos cien metros, las fábricas nos rodean, tiramos los papeles al suelo sin ningún remordimiento.

En Taquile y en la isla de los Uros las personas muestran un rostro feliz, valoran y cuidan lo poco que tienen, se ayudan entre ellos si tienen problemas y se visitan todos los días.

En Occidente las personas vivimos en continua competencia los unos con los otros, estamos estresados durante todo el día y  vemos a la familia los domingos.

Desde Taquile no se ve el mismo cielo que desde España.