Diario de Ruta Edición 2024, Uganda

Mañana (hoy) sería una nuevo día

Federica Van Heugten

El viaje siempre comienza mucho antes del viaje. Una empieza a entrar en contacto con la cultura, la geografía, la gastronomía o la fauna del país a visitar, mucho antes de llegar al destino.

El 31 de agosto, sin embargo, era el día en que asumíamos que “esto iba en serio”. Nuestros vuelos con destino a Entebbe (Uganda) daban paso a la decimaséptima edición de Tahina-Can. Los profesores y organizadores nos esperaban a las 8:30h con una mochila personalizada con cada uno de nuestros nombres. En total 45. Allí, se daban besos y abrazos de nuevo después de un verano, o incluso más tiempo, compañeros de clase o de expediciones pasadas. Los primerizos entablaban sus primeras conversaciones.

Los trámites requieren de cierta antelación y más aún, cuando nos referimos a otro continente, así que desde enero fue necesario cumplir ciertos plazos. Como siempre, aún pareciendo tenerlo todo bajo control, siempre surgen imprevistos. Fue el caso de uno de los tahinos. Viniendo de Madrid, el día antes, perdió el pasaporte en la estación de Atocha. El día del vuelo desde las 7h en el aeropuerto superó una larga cola para hacerse un pasaporte de forma urgente. Problema: el número del pasaporte no coincidía con el del visado. Gracias a las gestiones de la representante de la agencia que nos acompaña, Rift Valley, pudieron solucionarlo. Otro de los imprevistos fue que Lluís Pont, colaborador del proyecto y enamorado de África, no pudo acompañarnos al viaje. Decidió, sin embargo, venir al aeropuerto y transmitirnos un mensaje: “Cada día que os levantéis, debéis pensar que es un gran día.” Lo despedimos con un caluroso aplauso.

Todos, con el pasaporte en regla, pasamos a la siguiente fase: facturación de maletas. Alex, mi compañera de habitación, quiso comprobar el código de su candado: incorrecto, la maleta no se abría. Al llegar su turno, el azafato le mandó abrirla para sacar su portátil. Su cara fue de terror. Entonces, otro expedicionario se acerco y muy ágilmente le abrió la maleta. Ella misma había cambiado el número sin darse cuenta. Por suerte, quedó en un susto.

Nuestra primera parada fue en Estambul. Allí hicimos una escala de poco más de dos horas. Aprovechamos para hacer una presentación formal de todo el grupo. Edades diversas, diferentes perfiles y trayectorias profesionales, así como nacionalidades distintas lo configuran; convirtiendo esta expedición en la más intercultural. México, Colombia, Brasil, Inglaterra, Italia o Marruecos son algunas de las procedencias.

Federica Van Heugten

Dos horas parecían tiempo suficiente para ir al baño y tomarse un café. No hubo café. Después de estar vagando por el aeropuerto, cuando consultamos la hora, vimos que nuestro reloj había estado con el horario europeo central. Un esprint nos hizo llegar a tiempo a Alex y a mi para embarcar.

El siguiente vuelo se hizo, sin duda, más pesado. Nos quedaban nueve horas por delante. Los azafatos se desplazaban por el pasillo una y otra vez, tratando de disimular sin conseguirlo su agotamiento. De mientras, la mayoría atendían a sus pantallas, alguno leía y otros tratábamos de rascar horas de sueño porque sabíamos que cuando llegáramos no nos dirgiríamos al hotel. La sorpresa para muchos de nosotros vino cuando descubrimos que el vuelo hacía parada en Kigali, Ruand, país que hace frontera con Uganda. La consecuencia de ello fue esperar que bajaran los viajeros y luego que subieran los nuevos, pero no supuso más tiempo del previsto.

Al llegar a las casi 4 de la mañana a Entebbe, ciudad situada en el centro del país, cerca de la capital Kampala, ya nos esperaban los imponentes buses que serán nuestro transporte durante todo el viaje. Apoderados por la curiosidad, durante el camino nos pegábamos a la ventana sosteniendo la lucha de entreabrir los ojos que buscaban por todos los medios conciliar el sueño. Campos verdes, iglesias y locales de madera se divisaban a lo lejos. Los ojos se fueron cerrando y rindiéndose ante una batalla perdida. Mañana (hoy) sería un nuevo día.