Reportajes 2008, Perú

La totora, el mayor aliado de los Uros

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El lago Titicaca es el lago navegable más alto del planeta. 60% perteneciente a Perú y 40% perteneciente a Bolivia, tiene una extensión aproximada de  160 km x 60 km y su profundidad va desde los 5 a los 280 metros. A pesar de ser un lago de agua dulce, estudios recientes demuestran que tuvo un pasado salado; muestra de aquello es la elevada concentración presente de yodo.

En torno a 1800-2000 a.C, los Urohitos vivían en territorio actualmente boliviano, concretamente  en la desembocadura del río Desaguadero. Los Uros eran un grupo migratorio,  uno de los 182 reinos aymara, una de las más importantes culturas preinca.

Ante la inminente invasión inca en torno a 1400 d.C, los Uros deciden escapar. Será en el lago Titicaca donde encuentren refugio,  construyendo una auténtica ciudadela de enormes islas flotantes a base de totora, una especie de junco que crece de forma masiva en ciertas zonas del lago Titicaca.

La construcción de la Isla comenzaba a partir de una base de raíz de totora de aproximadamente 3 metros de grosor. Para obtener dicha raíz solían esperar la subida del nivel del lago, tras el deshielo de las montañas circundantes, que facilitaba el afloramiento de dichas raíces.

Esta raíz era cortada con serrucho en bloques, a los cuales se les clavaban troncos de colle (planta autóctona de Puno) o eucalipto (traído de Australia y plantado aquí hace unos 100 años). Posteriormente unas cuerdas trenzadas de q´uechua , procedente de la planta chilliwa, permitían la unión de los bloques de raíz entre sí. Actualmente se utilizan cuerdas de nylon ya que estas permiten una unión más duradera.

Sobre esta base de bloques de raíz flotante se distribuían capas de totora en disposición alterna. Estos juncos eran cortados desde las barcas haciendo uso de una vara de unos  4 metros, unida a una  afilada cuchilla. De este modo se lograba crear el firme sobre el cual se construían las casas, también con totora, y la cocina, que disponía de un aislante de raíz de totora para evitar incendios.

 Para finalizar solo faltaba anclar la isla para evitar su desplazamiento a lo largo de tan inmenso lago. Dicho anclaje se realizaba de dos formas: con ataduras a arboles de 15 metros clavados en el fondo del lago,  y con ataduras a las islas ya construidas.

Para construir una isla eran necesarias como mínimo 7 familias, que de promedio solían tener  5 componentes, es decir en total unos 35 integrantes. La vida de una casa de totora era de 5 a 10 años; sin embargo la de la isla flotante era de unos 30 a 40 años. Durante este tiempo, la isla se iba hundiendo poco a poco, por lo que había que incorporar capas y capas de totora sobre el firme. Finalmente, el deterioro de la isla era tal que acababa siendo engullida por lago.

Actualmente las Islas de los Uros es uno del los puntos turísticos más importantes en el Perú. Esto ha hecho que los isleños no sigan una vida independiente del mundo actual,  lo que ha provocado una migración y progresivo abandono de las islas a tierra firme en busca de nuevas oportunidades.

La totora ha demostrado en estos últimos 600 años ser el mayor aliado para lograr la supervivencia del pueblo de los Uros, ya que además de ser un material de construcción, ha sido y es utilizado como alimento así como el principal combustible.