Edición Noticias 2024, Uganda

Uganda, tierra de movimiento

Abel de Medici

Por Alexandra Socorro

Cuando el sol sale en Uganda ilumina los verdes paisajes de la perla de África. En ocasiones, en la sabana se pueden identificar palmeras que decoran la escena. «El árbol llega de Sudán», cuenta Rafa Martín, cofundador y director de Rift Valley, agencia de viajes experta en viajes largos a África.

La presencia de la palmera en territorio ugandés se explica por la migración de los elefantes. Los animales «hacen el recorrido desde Sudán hacia Uganda en busca de comida, sus heces contienen semillas y, de ahí, nacen las palmeras», explica Martín y añade que este proceso «forma parte del tránsito de los elefantes. Del propio movimiento de la naturaleza«.

Más allá de definiciones técnicas, por migración se entiende un desplazamiento o un movimiento. Un viaje.

Abel de Medici


Uganda, «el paraíso de los refugiados»

Uganda, según la Agencia la ONU para los Refugiados (Acnur), es el país que acoge a más personas refugiadas y solicitantes de asilo de África.

Los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) muestran que, en el año 2022, la región recibió en torno 397.600 personas migrantes de República Democrática del Congo, un país azotado por una crisis humanitaria derivada de la histórica explotación de sus recursos naturales. Casi 1,7 millones de personas provenientes de lugares como Burundi, República Democrática del Congo o Sudán del Sur, envuelta en una guerra civil,  buscan asilo en Uganda y cada semana llegan al país unas 2.500 personas. Ya algunos documentales como ‘Uganda, el país de los refugiados’ se han encargado de describir el territorio como «el paraíso de las personas que solicitan asilo».

Acerca de la migración

Las palmeras en la sabana están integradas en el paisaje. Lo enriquecen y adornan. Las personas que se embarcan en el movimiento migratorio, dice la OIM, aportan múltiples beneficios al país de destino «si se gestiona correctamente». «La migración puede propiciar un aumento de la tasa de crecimiento del PIB o el incremento de la productividad y de la expansión de los beneficios indirectos de las remesas para los países de origen», sostiene la organización.

Ricardo López

De hecho, algunos expertos hablan de la interculturalidad como un elemento para favorecer la integración. En artículos como ‘Migración: reconocer y valorar la interculturalidad’ se recalca que es fundamental «contribuir desde el ámbito de la educación para poner en valor la interculturalidad como un aspecto distintivo de la sociedad«.

Una política para refugiados «ejemplar»

Las personas solicitantes de asilo cuentan con esta condición porque necesitan protección internacional frente a aspectos como, por ejemplo, «persecuciones, guerras, violaciones de derechos humanos…», subraya Acnur.

En Uganda, la política para refugiados es «ejemplar». El documental  ‘Uganda, el paraíso de los refugiados’ sostiene lo anterior. El país «permite a las personas que llegan hasta la región instalarse en una parcela de tierra. Cada familia obtiene una para construir una casa y cultivar la tierra», pero la propiedad pertenece al Estado ugandés.

Alexandra Socorro

Según Acnur, las políticas migratorias del país, que incluyen el acceso a servicios sociales como sanidad y educación, posicionan a Uganda «a la vanguardia de la asistencia a la población refugiada».

Sin embargo, desde la propia institución alertan que esto puede verse alterado por la constante llegada de personas migrantes a la región: «La continua afluencia de personas refugiadas, combinada con la escasez de fondos, ejerce una importante presión sobre los servicios de protección y asistencia que se prestan a los refugiados y a las comunidades que los acogen, lo que pone en peligro el sólido régimen de protección y el modelo de respuesta a los refugiados de Uganda».

El movimiento humano

La migración, además de ser proporcional a los problemas que hay en el mundo, es un derecho recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Decía Alan Gratz en su libro ‘Refugiado’ que las personas refugiadas viven tres días: «La primera transcurre escapando de los horrores de aquello que los ha expulsado de sus hogares. La segunda es la búsqueda de refugio y la tercera, cuando consiguen sobrevivir al viaje hacia la libertad, es empezar de cero en otro país».

Al igual que los elefantes, las peronas se mueven de manera constante. En 2020, según los datos de Naciones Unidas, eran 281 millones de personas las que vivían fuera de su país natal. El movimiento es innato al ser humano. El filosofo griego Heráclito de Éfeso argumentó que el cambio, al igual que el movimiento, «es la única constante». Detener eso, por tanto, implicaría detener el propio curso natural de la vida.