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El guía que soñaba con ser fontanero

Júlia Álvarez

Por Júlia Álvarez

Patrick, natural de Bunyangabu, sube con mucha agilidad por la cuesta de Kyeganywa, una montaña situada en el distrito de Kabarole, cerca de la ciudad de Fort Portal. Es guía turístico aquí. Con sus pasos, traza un camino de referencia para los turistas. Elige el menos costoso y menos resbaladizo. También les ofrece pegarse a su espalda para, en caso de caída, tener donde apoyarse.

El camino que recorre no es lineal. Tampoco lo fue el que le hizo llegar a ser guía turístico. En su infancia, Patrick se levantaba a las 6:30h para ir caminando a la escuela, que se encontraba a 15 km de su casa. En esa época, un acontecimiento inesperado tuvo lugar, sus dos cerdos criados en casa que eran para él “sus amigos”, se tenían que sacrificar. Patrick no quiso tener que vivir eso y optó por venderlos. Su madre invirtió el dinero recaudado en sus estudios. Por aquellos tiempos, él soñaba con formarse en fontanería.

Cuando terminó la escolarización obligatoria, se dio cuenta de que no podía permitirse apuntarse a los estudios que siempre había querido. En lugar de ello, optó por apuntarse a un curso de albañil.

Un día mirando la montaña Kyeganywa, se fijó en los guías turísticos que había por la zona y preguntó como podía trabajar con ellos. Un hombre se ofreció a enseñarle a cambio de comida, un colchón y algo de dinero. Inició su experiencia como guía e inesperadamente, dos semanas después, el hombre desapareció. Patrick se sintió profundamente decepcionado. Tuvo que dejar a medias el curso de albañil, ya que no tenía como seguir pagando. Posteriormente se acabó la comida.

Viéndose en estas circunstancias, tuvo que usar un árbol de guayaba como único alimento. El amo del terreno, que descubrió las malas condiciones en las que habitaba Patrick, se acercó. Le propuso trabajar para él. El dueño le pagó los estudios y Patrick se graduó como constructor y lampista.

Cuando finalizó su formación, encontró un terreno muy grande y avisó a dos amigos para cultivarlo y usarlo como fuente de ingresos. Al ver que no le salía rentable y que su madre tenía que apoyarlo económicamente para continuar el proyecto, decidió dejarlo.

Parecía que el destino de Patrick estaba en Kyeganywa. Por tercera vez, volvió a trabajar de guía turístico y hasta hoy sigue haciéndolo. Mientras acompaña a los visitantes a ver las cuevas de Amabere Ga Nyina Mwiru, explica que está muy satisfecho con su trabajo. Su ambición, sin embargo, no se detiene ahí. La fontanería se quedó en un deseo del pasado. Actualmente sueña con tener una granja propia y compaginarlo con el trabajo turístico. Asimismo, nunca ha salido de Uganda y le encantaría poder ser, también, turista algún día.