Noticias 2017, Colombia

Lazos con Pablo Escobar

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Gabriel es sobrino de Lucho Aguirres, un campesino que logró escapar de la pobreza con la ayuda del mismísimo Pablo Escobar. Lucho llegó a formar parte del exclusivo cinturón de seguridad con el que el narcotraficante se desplazaba a través del país durante los tiempos más difíciles.

“Juró que si no se hacía millonario antes de los 30 años se pegaría un tiro. Así era Pablo Escobar, un hombre con ansia de dinero y poder.”

Esta es la descripción sobre el famoso narcotraficante colombiano que hace Gabriel Aguirres, nuestro guía en el ascenso hacia la Ciudad Perdida. Gabriel es sobrino de Lucho Aguirres, un campesino que logró escapar de la pobreza con la ayuda del mismísimo Pablo Escobar. Lucho llegó a formar parte del exclusivo cinturón de seguridad con el que el narcotraficante se desplazaba a través del país durante los tiempos más difíciles.

 

Gabriel cuenta cómo las familias campesinas vivieron la etapa dorada de la cocaína en Colombia, pues sabe de primera mano cómo es vivir de los cultivos de coca. Su familia trabajaba procesándola, es por eso que conoce tan bien el método de elaboración de esta droga. Sus padres y sus hermanos mayores se dedicaban al cultivo y proceso de la cocaína, ya que, según explica Gabriel, era mucho más rentable que cualquier otro cultivo. Gabriel era muy joven durante aquella época, por lo que nunca llegó a elaborar cocaína, pero sí conoce y recuerda muchos detalles de este mundo y del gran imperio de Pablo Escobar.

Aunque resulte inverosímil, Pablo Escobar también empezó desde muy abajo: al princio comenzó a traficar con tabaco y gasolina. Gabriel cuenta que, una vez, Escobar quiso cruzar la frontera y la policía de aduanas paró el camión para hacer un registro. Fue entonces cuando el joven mostró su férreo carácter que lo llevaría a convertirse en uno de los mayores narcotraficantes del mundo entero: Pablo amenazó a los policías diciendo que en el camión había soldados armados y que si les dejaban pasar no ocurriría nada. El resultado: la policía los dejó pasar sin más preguntas.

Así fue como el jefe de Escobar vio el potencial que éste tenía y decidió hacerlo su socio.

Cuando Pablo comieza a empoderarse decide matar a su socio para quedarse con el negocio, es entonces cuando comienza a traficar con cocaína para exportar al Perú. Su riqueza crece cada vez más. Ya no solo envía camiones: también envía aviones repletos de droga aprovechándose del vacío legal que entonces existía en el país con el narcotráfico.

Cuando su riqueza es inmensa su ego también crece, ya no le basta con el dinero, ansía de poder y respeto. Incluso quiso presentarse a candidato a la presidencia y llegó a ser senador y congresista. Escobar quería poseer Colombia, decidió ofrecerse a pagar la deuda externa, pero el gobierno no le permitió hacerlo ya que sabían que el país se convertiría en esclavo del narcotraficante.

Los campesinos idolatraban su figura: remodeló barrios enteros de barracas, regaló terrenos y campos para el cultivo a los más pobres. Gabriel nos cuenta una anécdota sucedida en la famosa Hacienda Nápoles: Escobar decidió comprar una villa y el propietario le dijo que no estaba en venta. Fue entonces cuando le amenazaron de muerte al más puro estilo Escobar: podía poner un precio a la villa y venderla o acabar con un tiro en la nuca.

Pablo donaba grandes cantidades de dinero para tratar de mejorar la vida de los más humildes, pero tenía tantos detractores como admiradores. En las zonas rurales su figura era todo un mito. Tanto fue así que los niños decían que de mayores querían ser como él, algo que produjo cada vez más delincuencia y aumento del narcotráfico. Durante los años más fuertes, se creó una especie de locura alrededor del tráfico de cocaína, la mayoría de los campesinos la cultivaban y el propio narcotraficante les otorgaba las herramientas e instrucciones necesarias para que ellos mismos pudieran procesarla. Pero había algo más: Pablo Escobar no sólo vivía de la droga que los campesinos producían, sino que también la compraba a las guerrillas, muchas enemigas y con fuertes disputas entre ellas. Esto no le perjudicó jamás al capo de la droga, pues nunca se implicó en los conflictos entre guerrillas, sino que se dedicaba a mover la droga sin importarle de qué bando procedía.

El poder que obtuvo en Colombia fue tan grande que llegó a tener el zoológico más caro de sudamérica en su propia hacienda. Cuando Escobar murió y expropiaron su finca, el gobierno colombiano devolvió los animales porque no podía pagar su mantenimiento. Tal era su poder supremo que, cuando Escobar pactó con el gobierno entrar en la cárcel, fue él mismo quién construyó el edificio, con una entrada y salida por donde podía moverse y campar a sus anchas sin ningún problema. Al gobierno le interesaba que se viera que tenían controlado a Escobar, y a Escobar le convenía poder seguir haciendo lo que quería sin tener al gobierno detrás.

La leyenda dice que el gobierno fue quien mató a Escobar, pero Gabriel nos asegura que fue justamente lo contrario, que a Pablo Escobar lo mataron los Castaño, también conocidos como Los Pepes, un grupo paramilitar que decidió uniser al gobierno. Fueron ellos mismos quienes se encargaron de acabar con la figura más reconocida del mundo del narcotráfico y, para muchos colombianos, uno de sus héroes más reconocidos.