Casi 30 horas después de abandonar España, la Expedición pisa, por fin, suelo valdiviano. Unos primeros pasos por tierra chilena y las primeras impresiones.
Los expedicionarios de Tahina-Can Bancaja llegamos al aeropuerto de Valdivia aproximadamente a las 6 de la tarde, hora local. El trayecto en avión Santiago-Valdivia incluyó una escala en Osorno, localidad que paradójicamente se encuentra más al sur que Valdivia.
Pocos instantes después de nuestro aterrizaje, llegamos a Puerto Pelícano, el campamento de cabañas dónde estaremos instalados durante toda la expedición. En el trayecto en autobús desde el aeropuerto hasta las cabañas pudimos tener un primer contacto con la ciudad valdiviana y sus alrededores. La misma, está rodeada de una vegetación abundante y un gran número de lagos con nenúfares. A los dos lados de la carretera vimos casitas de madera de todos los colores.
Los expedicionarios llegamos hacía las 20.30 y nos distribuimos en cabañas totalmente equipadas desde las cuales se podían ver las vistas de un precioso lago. Vimos como el Sol se escondía a lo lejos dibujando un paisaje de sombras y colores.
Después tuvimos nuestra primera cena chilena, en la cual ya pudimos probar algunos alimentos típicos de la zona, como choclo o cilantro. Cuando acabamos, pusimos en común el trabajo realizado durante el día por cada equipo y luego nos reunimos por grupos para planificar el trabajo y proponer nuevos temas.
Al finalizar el trabajo llegó el momento que tanto deseábamos: ir a la cama para reponernos de la larga jornada.