Es de noche, día 15, y dos representantes de cada equipo de trabajo son escogidos para realizar una marcha nocturna a través del espesor de la selva. Liderados por Fabio, un guía local, y con la única luz de sus débiles linternas, se disponen en filas de a uno. El silencio debe ser rotundo, aún cuando sienten palpitar con nerviosismo su acelerado corazón.
La tensión es grande, pero las expectativas también.
Es entonces cuando los expedicionarios agudizan su oído y miles de ruidos varios se hacen presentes en su conciencia.
Poco a poco, van apareciendo en el campo visual de los aventureros ranas de muy diversos tamaños, formas y colores. También visualizan arañas, saltamontes e incluso una pequeña culebra inofensiva.
La noche es mágica, la noche está viva.
De excursión nocturna
12 expedicionarios, 2 monitores, 1 cámara y 1 guía se adentran en la selva amazónica por la noche.
