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Etiopía, donde el físico sí que importa

Por Carlota Palma

Muchos dicen que la estética no es importante. Que fijarse en el físico es muy superficial. Pero en Etiopía es un rasgo distintivo: el cuidado que tienen los Hamer, Dassanech y Konso, entre otras etnias, de su apariencia les ayuda a mostrar su estatus dentro de la comunidad. El peinado o las pinturas corporales les permiten expresar su identidad, al igual que en la cultura occidental se hace con la ropa.

En Etiopía es fácil identificar a las etnias según su apariencia física. La estructura corporal, las formas de trenzarse el pelo, el tipo y cantidad de pinturas que utilizan o la vestimenta son elementos igual de importantes que las tradiciones que profesan. Por ello, es fácil intuir a qué etnia pertenece un etíope por su físico.

La etnia Dassanech cuenta con 50.000 personas entre Etiopía, Kenia y Sudán del Sur. Los “hombres del desierto” se han adaptado físicamente a las condiciones más adversas del país: altas temperaturas, cortinas de arena y tormentas son factores climáticos que afrontan a diario.

De aspecto espigado, los hombres tienen una envergadura digna de los mejores jugadores de básquet. Son seminómadas, así que tener una zancada larga les ayuda en los traslados. A pesar de haber perdido territorios en los últimos años, todavía son ganaderos, así que parte del movimiento de debe a la necesidad de pastar de sus vacas. El torso desnudo muestra una gran fuerza física, necesaria para resistir frente a las condiciones de viento y sol que reinan en estas tierras.

Tanto hombres como mujeres utilizan unos pañuelos coloridos para cubrir la parte inferior de su cuerpo. Ellas lo complementan con collares amarillos, lilas y rojos. Intercambian las bolas con la misma etnia de la vecina Kenia, a la que entregan pescado. Las niñas también utilizan los pequeños trozos de plástico para decorar las trenzas.

En la mayoría de peinados etíopes se puede interpretar el estado civil o sentimental de una mujer. Las Dassanech utilizan trenzas para indicar si todavía se encuentran en edad infantil, tienen pareja o ya son madres. Los peinados salen de la nuca hacia adelante, menos algunas trenzas que salen del centro hacia detrás: cada una de ellas indica la cantidad de hijos que tiene una mujer.

Los jóvenes, en cambio, llevan trenzas finas y algunas decoloraciones con tonos rubios o amarillos, y los más pequeños estilan un mohicano de aspecto rizado. Además, no suelen tener acceso a prendas, por lo que su lucha contra el clima es más meritorio.

Los hombres hamer sí que dan más importancia a los peinados. Utilizan barro y trozos de manera para diseñar una especie de decoración en la parte trasera de la cabeza. Aun así, ellas son más fácilmente reconocibles.

Las mujeres de esta etnia tienen una estructura facial muy característica. De mandíbulas grandes y sonrisa amplia, complementan sus rasgos con unas trenzas bañadas en una mezcla de mantequilla y arcilla. Nunca se lavan la cabellera, por lo que desprenden un fuerte olor. Las más jóvenes optan por utilizar trenzas libres de pigmentos, y utilizan algunos huesos de animales pequeños para colocar plumas en la parte superior de su cabeza.

Las pinturas faciales cobran importancia en celebraciones como el Ukuli Bula o salto del toro, un ritual en el que los niños Hamer demuestran que tienen todo lo que se ha de tener para ser adultos. Los amigos cercanos del protagonista pintan sus caras con la arcilla rojiza que utilizan las mujeres para sus peinados, y la complementan con pequeños círculos blancos.

A diferencia de otras tribus, tanto las mujeres Hamer como las Konso tienden a ir vestidas. Esta última comunidad vive en 9 poblados laberínticos, llenos de niños que corretean y juegan desnudos y descalzos. Los hombres utilizan tonos alegres como el verde o el azul, y las mujeres tienden a usar la tradicional falda blanca.

De naturaleza agrícola, son uno de los grandes productores de moringa del país. Las más de 40.000 personas que conforman este grupo tienen un aspecto esquelético provocado por su alimentación. Los Konso tienen los labios especialmente grandes y carnosos, entre los que siempre habrá una caña de azúcar que mascar.

La etnia se diferencia de las demás por el tipo de peinado. Los adultos utilizan pañuelos para cubrirse la cabeza, mientras que las niñas siguen el tipo de trenzas que se estilan en el país. Los niños, en cambio, suelen tener el pelo muy corto.

Etiopía es un país extremadamente diverso, y cada una de las más de 80 etnias tienen una estética, cultura y tradiciones propias. El físico sí que importa en Etiopía, porque es información de la persona más allá de unos gustos concretos.