Con nervios e ilusión, los universitarios procedentes de distintas carreras de toda España fueron apareciendo en los mostradores del aeropuerto, listos para iniciar el que será un viaje de aventura y aprendizaje.
El avión partió a las 16:30, con un poco de retraso, rumbo La Española, y tras ocho horas de vuelo aterrizó en la isla. Por el camino vivieron un sueño intermitente, inmersos entre las páginas de algún libro o sumergidos en los argumentos de las películas que se proyectaban en la pequeñas pantallas situadas detrás de cada asiento. Al aterrizar sintieron la sensación húmeda de calor que impregna el aire y se enganchaba a su piel.
Pese al cansancio, los alumnos mostraban ganas de empezar con una ruta que se inicia en la ciudad colonial de Santo Domingo, el primer asentamiento europeo en América. Mañana también les recibirán miembros del gobierno, y en los próximos días conocerán a sus hermanos dominicanos.
Ha sido, pues, un día lleno de emociones en el que han acabado exhaustos pero, aun así, están preparados para afrontar lo que les espera en las siguientes jornadas, como la ascensión al Pico Duarte o las navegaciones a Isla Saona y Cayo Arena. Pero por ahora toca descansar y reponer fuerzas.
