Noticias 2015, Uzbekistán

Bujara, vuelta a la ‘civilización’ tras el desierto

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Después de reponer fuerzas con un buen desayuno en las típicas yurtas del desierto de Karakalpakstan, la Expedición Tahina-Can emprende una nueva jornada para adentrarse, por primera vez en su aventura, en uno de los cinco caminos que recorría la antigua Ruta de la Seda

Hoy su particular caravana, su autobús, recorre un terreno extremadamente desértico durante casi ocho horas para llegar finalmente a la ciudad de Bujara.

La mayoría de los viajeros intentamos descansar durante el trayecto y, entre cabezada y cabezada, pasan las horas. Hacia la mitad del camino decidimos parar a estirar las piernas, casi ya entumecidas. Tras el breve respiro y con dos horas y media de trayecto por delante, el ambiente en el autobús se anima y son varios los que, micrófono en mano, tratan de amenizar el camino restante. Adivinanzas, chistes y un concurso musical son algunos de los pasatiempos.

Por fin Bujara. Hambrientos, los expedicionarios tomamos un almuerzo. Sabiendo que la temperatura de ayer en la ciudad fue de más de 50 grados, hemos tomado la acertada decisión de tomar un baño en una piscina cercana al hotel. Recompensa merecida.

Tras una ducha, las calles laberínticas de la antigua ciudad nos han recibido. Escasas y tenues bombillas, calzadas sin asfaltar, nuevos olores y la ilusión de descubrir un nuevo entorno han sido las primeras impresiones que hemos recibido.

Ya cansados ante las pocas horas de sueño de los últimos días, nos proponemos volver al hotel. Intento fallido. El entramado de callejuelas nos juega una mala pasada y, tras zigzaguear varias veces, por fin encontramos el camino correcto.

Trabajamos para haceros llegar las experiencias de nuestra aventura y, una vez más, las conexiones a internet fallan. No cesamos, queremos compartir con vosotros cada uno de nuestros pasos y, por fin, podemos publicar nuestros trabajos.