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Amón, patrón de Tebas

Por Marc Valle

Amón surgió como una pequeña divinidad local tebana y terminó presidiendo el panteón egipcio politeista como dios de la creación.

En los primeros tiempos del Antiguo Egipto, Tebas era una pequeña ciudad sin especial relevancia, con distintos dioses locales. Entre estos estaban Amón, una deidad primordial, y Montu, deidad de la guerra y patrón de la ciudad. Durante la XI dinastía, el culto a Montu decayó y Amón pasó a ser el patrón local.

Tebas contra los hicsos. Camino al panteón principal

Durante siglos, se mantuvo el culto a Amón en Tebas, aunque sin expandirse a nuevas ciudades. Esto cambió en el Segundo Período Intermedio. Los hicsos, un pueblo asiático, invadieron la mayor parte de Egipto. Tebas encabezó la resistencia contra los hicsos, estableciendo una dinastía nueva, la XVII.

A finales de esta, los hicsos fueron finalmente derrotados, iniciando el faraón Amosis I la dinastía XVIII. Esta nueva dinastia le otorgó el mérito de las victorias a Amón, se construyeron multitud de monumentos en su honor, y su culto se extendió por todo el Alto y el Bajo Egipto.

Amon-Ra, rey de dioses

Con el culto a Amón en su apogeo, este se fusionó con Ra, dando lugar a Amón-Ra. Además, el antiguo Egipto entró en una etapa de prosperidad y poder sin precedentes, por lo que Amón-Ra fue adorado en otras culturas, como la nubia. En ese momento, se le consideró el principal dios, divinidad de la creación, la fertilidad, la vida, los pobres, la piedad…

Amón contra Atón

El culto al dios Amón se mantuvo prácticamente inalterable hasta el fin del Antiguo Egipto, salvo en el reinado de un único faraón, Akhenaton. Este, temeroso del creciente poder de los sacerdotes de Amón, que rivalizaba con el del propio faraón, se propuso eliminar su culto y recuperar su antiguo poder. 

Por eso, presentó a Atón como única divinidad. Pese a sus esfuerzos, a la muerte de Akhenaton se reinstauró la adoración a Amón, recuperando su anterior posición. Como venganza por el agravio a Amón, posteriores faraones borraron el nombre y el legado de Akhenaton.

Hace milenios que el antiguo Egipto pereció, y con este el culto a Amón. Pese a eso, los siglos de adoración han dejado una marca permanente en la historia, con templos y monumentos dedicados a Amón por todo Egipto, destacando el templo de Luxor.