Por Nàstia Mas
Decenas de personas venden sus productos en el mercado Dorze. Especies, vegetales, telas y productos de plástico son expuestos sobre el suelo arenoso de la esplanada central que une a los diferentes poblados. A todo esto, le acompañan algunos establecimientos que funcionan, en parte, como bares. En este lugar y en breve, se celebrará la fiesta Meskel.
Los lunes y los jueves se reúnen los miembros de los 12 pueblos en las que se encuentra la etnia Dorze. Aunque los beneficios no son altos, funciona como una zona de encuentro entre amigos y familia: “Hoy, lunes, el día ha sido flojo y ha pasado poca gente”, afirman una pareja de mujeres que venden Cutty shy —hojas de café— y que hace dos años que asisten al mercado.
Los artículos de plástico que ponen a disposición de sus compañeros de etnia los obtienen de China. De allí, los trasladan hasta la república de Yibuti, que funciona como falso puerto – sin salida al mar- desde donde los importan al país. Escogen el país asiático como exportador de material porque el precio de los productos es más reducido: “Priorizamos el coste antes que la calidad”, explica un local.
En la zona, los etíopes esperan con expectación la llegada del Meskel o Fiesta conmemorativa del hallazgo de la Verdadera Santa Cruz de Cristo, que tendrá lugar el 15 de septiembre. La festividad es aún, según explican, más esperada que el Año Nuevo —el 11 del mismo mes—. Se celebra en la misma esplanada, que se convierte en un lugar de reunión en el que los miembros de la etnia matan, venden y consumen vacas que han criado anteriormente. Además, intercambian momentos alrededor del fuego mientras bailan sus tradicionales danzas.