Por Marina Pinto
Los tahinos se han despedido esta mañana de Yazd y han puesto rumbo a su nuevo destino: Shiraz, ciudad de poetas y rosas. Tras cuatro largas horas de carretera, el autocar ha efectuado su primera parada en la antigua ciudad de Pasargada. De esta ciudad se conservan solamente unos pocos restos de muralla, unas ruinas de un caravanserai, el típico lugar de descanso en la Ruta de la Seda, y lo más importante, la imponente tumba de Ciro el Grande. El emblemático personaje fue uno de los reyes de la dinastía Arqueménida y el fundador del Imperio Persa. Durante estos prolíficos siglos, Pasagarda fue capital.
Todas las visitas de la jornada se han centrado precisamente en esta época de Persia, situada entre el 550 y el 330 a.C. Una vez conocido el mausoleo, la expedición ha proseguido hacia una de las paradas más esperadas de todo el viaje. Comúnmente renombrada como la “Petra iraní”, Naghashe Rostam son una serie de relieves esculpidos milimétricamente en la misma roca de la montaña. Dentro de esta hay una verdadera Necrópolis donde se encuentran los restos de Darío I, Darío II, Jerjes y Artejerjes, pertenentes a la dinastía ya mencionada. Como curiosidad, Naghashe Rostam es anterior a Petra, Jordania, aunque esta última es más emblemática.
Por último, antes de finalizar la intensa jornada, los expedicionarios y expedicionarias han tenido el honor de visitar la mundialmente conocida Persépolis, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. De la antigua capital ceremonial fundada por Darío el Grande se conservan pocas paredes en pie. Sorprendentemente, los relieves de muros y paredes se mantienen en estado óptimo. Los relieves representan las diferentes etnias que convivieron con los persas y gracias a estos se pueden identificar los elementos más característicos de cada uno. Sin duda es una verdadera lección de historia.
Tras examinar todo el monumento, fotografiadas las columnas de los inmortales y echar un último vistazo a las montañas, la expedición se retira a Shiraz, donde mañana descubrirán por qué se le llama la ciudad de la poesía.