Dicen los sabios que el agua y el sol constituyen en su conjunto la principal fuente de vida. Vida que amanece cada mañana por oriente, por donde brillan las primeras luces del alba, por el este de los cuatro puntos cardinales que aparecen reflejados innumerables veces en la escenografía mapuche en un conjunto de pequeños cuadrados.
Trece cuadrados dispuestos en dos mitades como una imagen especular, que se orientan hacia el este en cada una de las ventanas del hospital Mapuche ñi Lawentuwün bajo el nombre de cutrón. Cutrón, que establece el lazo iniciático entre fuerzas de la naturaleza-machis que ayudarán a la curación de patologías clasificadas según su potencial patológico: “recuchan, mapucuchan, quisicuechan, güesacuchan y güecuchán, según Antonio Lizama, director de la Asociación Amulentuleain.
En innumerables presentes, pulseras, pendientes, collares está el cutrón de la iniciación, el cutrón del este, el del fortín de la salud, recordándonos así el concepto psicosomático de las enfermedades. De las enfermedades mapuches, de la naturaleza.