Cuando Fatima al-Fihri heredó la herencia de su padre, un rico comerciante de Túnez, decidió invertirla en la construcción de un centro de culto y estudio. En el año 859 se inauguró, dentro de la mezquita El-Quaraouiyyîn, la primera universidad del mundo. En el centro se estudiaba gramática, medicina, matemáticas, astronomía, química, historia, geografía y música.
A lo largo de sus años de existencia muchos han sido los marroquís que han estudiado en la universidad. Debido a la importancia del centro, en los archivos de la universidad se pueden encontrar manuscritos de sus más célebres estudiantes: León el Africano (escritor y asistente del Papa León X,) Ibn Maimun (filósofo y teólogo judío) o Madhab Abu Al-Fasi (teórica de jurisprudencia).
Actualmente la Mezquita puede albergar a 20.000 fieles y es la segunda más grande de Marruecos, después de la de Casablanca. Pero la universidad El-Quaraouiyyîn, a día de hoy, se ha especializado en la enseñanza de teología y derecho coránico. Los estudiantes, además de aprenderse el Corán de memoria, también memorizan un poema de 1000 versos con el resumen de las normas gramaticales del árabe clásico. Después de 12 años de carrera, los graduados pueden convertirse en profesores de universidad o en imanes para dirigir una mezquita.
Pese a la trascendencia de afirmar que la universidad El-Quaraouiyyîn es la más antigua del mundo, que fue centro de los estudios más elevados ya desde su nacimiento y que albergó los más valorados pensadores de la cultura árabe, no se puede visitar. Pesa más la religión, motor básico de la sociedad marroquí y motivo por la cual los no musulmanes tienen vedada la entrada. Una lástima que un lugar tan emblemático no pueda ser disfrutado por todos.