El desayuno ha sido un poco diferente a todos los anteriores, y es que los 40 estudiantes hemos podido disfrutar de un poco de “Chocotella”, la Nutella uzbeca, por cortesía de los monitores. Muchos de ellos se abalanzaban sobre la crema de cacao como si les fuese la vida en ello.
Hoy ha sido un día importante, ya que los expedicionarios hemos continuado la Ruta de la Seda y hemos emprendido camino hacia Samarcanda. Pero, antes, todavía tuvimos tiempo de ver un poco más de Bujara. Así, a las 9 nos pusimos en marcha, cansados y con ojeras de trabajar hasta altas horas de la madrugada, pero con muchas ganas y energía por seguirn empapándonos de la cultura uzbeca y de sus gentes.
Lo primero que hemos podido visitar ha sido Boloi Havz, una mezquita con unas columnas exteriores llamativas para todos los que no estamos acostumbrados a esos colores y talles. Mientras nos descalzábamos para poder entrar, una serie de rezos hacen que nos giremos y veamos a un grupo de hombres con un ataúd. Es el primer funeral que hemos presenciado. El guía nos ha explicado que, por los colores y tipo de tela que tapaban el féretro, el fallecido era una mujer, ya que a ellas se las tapa con colores claros, mientras a los hombres se les pone encima una prenda de ropa y con colores oscuros. A pesar de saber que los musulmanes tienen una religión que excluye a las mujeres, algunos de los estudiantes se han sorprendido por la falta de mujeres en la celebración.
Los siguientes monumentos que hemos podido visitar han sido la Ciudad de los Emires (Ark), donde las tiendas de souvenirs y puestos de joyería han hecho las delicias de los más derrochadores. Y es que esta escena se ha ido repitiendo durante toda la jornada en Bujara, ya que nos costaba avanzar sin tener que esperar a los más rezagados que se entretenían mirando y regateando con los vendedores uzbecos.
Y, tras pasar por el mercado de la ciudad, hemos llegado a la mezquita que, según los uzbecos, es comparable a la de Córdoba. Los colores y formas son realmente impresionantes. Antes de dejar el lugar, hemos aprovechado para hacernos una de las famosas fotos de grupo Tahina-Can en la plaza de la mezquita.
Cuando ya creíamos que el calor no podía ser peor, por fin llegamos al restaurante, donde el menú ha sido el mismo de los otros días, excepto por uno de los componentes: el postre. Los 40 estudiantes hemos podido comernos un gran trozo de helado de nata, perfecto para las temperaturas tan altas.
Con todo el cansancio acumulado y los estómagos llenos, nos esperaban 4 horas de viaje en autobús hacia la esperada Samarcanda. La mayoría hemos aprovechado para dormir, mientras que otros han invertido el tiempo en seguir trabajando. Los ánimos y ganas de trabajar no decaen después de una semana de intenso trabajo en todo el grupo.
Con una pequeña parada a mitad de camino, seguimos nuestro viaje. Samarcanda nos esperaba con los brazos abiertos. De momento no hemos podido ver nada todavía, ya que hemos tenido que dejar las maletas y ponernos a trabajar para que la presentación de trabajos de esta noche salga aún mejor que la anterior. Después de la cena podremos ver todo lo que los diferentes grupos hemos ido haciendo a lo largo de la expedición, y seguro que nos sorprenderá. Porque todos y cada uno de nosotros tenemos el espíritu y la vocación del periodismo en nuestras venas, y eso está presente en todos nuestros trabajos.