Se encienden las luces, los luchadores aparecen y el público enloquece. Suena la campana. Empieza la pelea y el ambiente se llena de sangre y sudor. Pura lucha libre. Los dos enmascarados se miran fijamente. No van a matarse pero ambos se golpearan con furia. Ese es el riesgo, la adrenalina del deporte espectáculo. Así es como recuerda Rodolfo Cobo sus días de grandeza, esa época enmascarado como Mr.Gángster . Cuando subía al ring y disfrutaba de la pasión que ha marcado su vida.
Poco queda ya de aquel fornido luchador, en la actualidad Mr.Gángster regenta un pequeño gimnasio en la yucateca ciudad de Mérida. Tanto el espacio como su imagen son la muestra de un hombre venido a menos. El local es oscuro, pequeño y sucio, muy sucio. Es un ambiente sórdido en el que llama la atención la lona que cubre los pales, eso es su ring. También las fotos colgadas en la pared, en las que se muestran los pequeños momentos de gloria de Mr.Gángster. Puro recuerdo, pues el hombre de 60 años recibe a sus visitantes sudado, mal vestido y con unas sospechosas manchas blancas en su pantalón.
Muchos de los que le visitan, ya sea para entrenar a sus órdenes o para conocerle, tienen curiosidad por su apodo. “Me lo puso mi maestro, El Espartano, pero no se porque”, contesta el ex luchador con un lenguaje enrevesado en el que atropella sus palabras.
La lucha es su vida, para él combatir era una experiencia increíble en la que apenas tenía miedo. “Luchar es una sensación muy grande, los golpes no son para matar pero si nos lastimamos”, explica mientras muestra sus múltiples cicatrices y pequeñas malformaciones producidas por los combates. Hombros, clavícula , rodillas, codos… Todas las partes de su cuerpo maltrecho han sufrido alguna lesión. Sin embargo el golpe más duro lo recibió cuando su máscara le fue arrancada durante el combate, la mayor ofensa en el mundo de la lucha. Mr.Gangster murió ese día.
Volvió, pero como Dr.Siniestro. No fue lo mismo. Para el público jamás recuperó su nombre pero hablando con él uno puede ver el espíritu de Mr.Gangster, quien devoró a Rodolfo. Cuarenta años después de su debut aún sigue encerrado en esa máscara, como si la llevara tatuada.
“En este país la lucha me ofreció más lesiones que beneficios económicos, pero era y es mi pasión” afirma Mr Gángster. Con su mísera pensión confía en poder mantener el gimnasio, es su único objetivo en esta vida, y además de entrenar también organiza eventos en solidaridad con compañeros lesionados de gravedad.
Mr Gángster es el reflejo de un ex luchador atrapado por su personaje, la lucha libre lo es todo en su vida. Sin embargo su otra mitad, Rodolfo Cobo, muestra un hombre sencillo y humilde que acoge a todo aquel que quiera entrenar y conocer su historia.
Félix Montero y David Rigola con la colaboración de Lluís Pastor. Mérida, Yucatán.-11/9/18