Diario de Ruta 2017, Colombia

El polvo blanco que desangró Colombia

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La guerra no declarada entre los narcotraficantes y el gobierno fue tan fuerte que, finalmente, en 2006 el Gobierno Colombiano fumigó todas las plantaciones que encontró. “Esta fumigación dejó la tierra estéril durante 8 años. Fue una época muy dura económicamente, incluso teniendo en cuenta que el Gobierno ayudó a los campesinos que tenían plantaciones de coca dándoles recursos suficientes para plantar de nuevo cacao, café y cereales”, afirma, sombrío, el colombiano.

Al hablar de cocaína, el primer país que a todo el mundo le viene a la cabeza es Colombia. Esta droga sintética compuesta, principalmente, de gasolina, permanganato de sodio, sal, ácido úrico y sal, ha sido la culpable de la mayoría de conflictos bélicos y sociales que tuvieron lugar el siglo pasado en el país cafetero, tal y como cuenta Gabriel, colombiano y guía turístico en la Sierra Nevada. Pero si se quiere buscar el origen de este polvo blanco, que tantos problemas ha causado con el paso de los años, se debe buscar en su origen, en los años 70 del siglo XX. “En esa época un campesino que trabajara duro ganaba mensualmente, de media, 7.000 pesos colombianos. Actualmente equivaldría, aproximadamente, a unos dos euros y medio. Los trabajadores se dieron cuenta que plantando coca en lugar de café, cacao y otros cereales, podían ganar el triple de dinero, o más”, afirma el guía de Expotour. Por este motivo, en la Sierra Nevada, empezaron a aparecer grandes cultivos con centenares de trabajadores que se ganaban la vida de manera más fácil que antes, prosperando muy deprisa económicamente.

A pesar de mover miles de millones de dólares por todo el mundo, no todo fueron alegrías. Por ejemplo, aparece el narcotráfico internacional, sobresaliendo en Colombia, el Cártel de Medellín y el Cártel de Cali, causando constantes peleas y guerras entre ambos traficantes. Por si fuera poco, la aparición de las guerrillas, los paramilitares y el Estado en el conflicto fue cada vez más habituales. Como recuerdan todavía algunos campesinos residentes en el Mamey, la pelea entre la familia de los Giraldo y la familia Castaño (dos grandes familias productoras de cocaína) duró más de un mes y desde toda la Sierra se podían oír los disparos y los gritos de ambas familias.

 

La guerra no declarada entre los narcotraficantes y el gobierno fue tan fuerte que, finalmente, en 2006 el Gobierno Colombiano fumigó todas las plantaciones que encontró. “Esta fumigación dejó la tierra estéril durante 8 años. Fue una época muy dura económicamente, incluso teniendo en cuenta que el Gobierno ayudó a los campesinos que tenían plantaciones de coca dándoles recursos suficientes para plantar de nuevo cacao, café y cereales”, afirma, sombrío, el colombiano.

Después de todos los problemas que ha tenido su país con las drogas y el narcotráfico, Gabriel se siente orgulloso de que actualmente sea otro negocio el que prospera en esta zona de la Sierra Nevada: el Turismo. “En 2016 fueron 1.600 familias las que se beneficiaban del turismo que proporciona la Ciudad Perdida. Esto significa que 24.000 personas viven de esos ingresos”, calcula muy satisfecho. A su vez, Gabriel sueña con poder ir borrando, poco a poco, la imagen que el mundo tiene de su país a causa de su pasada relación con las drogas y, de ese modo, poder verlo como un país próspero, cultural y lleno de oportunidades para sus habitantes.