Patricia Cerrat apareció de súbito mientras levantaba una enorme polvoreda a medida que avanzaba con sus pasitos apresurados sobre la arena del campamento de dagnificados por el tsunami. Su pelo suelto, su brazos en jarra y su sonrisa innolvidable transmitían una ilusión inpropia de sus desafortunada situación personal.
Patricia Cerrat, jovencita de cuatro años de Lebu, se encuantra ahora como consecuencia del tsunami entre casas de emergencia y suelos de arena con una sonrisa que transforma su situación en esperanza de vida.