El tráfico no tiene nada que ver con el que circula por la capital de Tailandia, la gente conduce a gran velocidad pero las carreteras no están tan congestionadas como en Bangkok. También el ambiente es distinto: las calles están transitadas pero todo el mundo parece ir mucho más tranquilo, nada comparado con las prisas e indiferencia que caracterizan a los habitantes de Bangkok, especialmente en el barrio de China Town.
No obstante, si hay algo que caracteriza a Tailandia son sus mercados: metros y metros de pequeños negocios donde los habitantes, tanto tailandeses como chinos, exponen sus baratijas a precios muy asequibles. Desde ropa, souvenirs y bisutería hasta puestos donde se ofrecen masajes o comida.
Pantalones, bolsos y monederos con estampados étnicos y hippies en los que obviamente no podía faltar el característico elefante representativo de Tailandia. Blusas, vestidos y faldas, y también camisetas originales con símbolos o frases típicas del país. No pueden faltar los pantalones de boxeo, ya que en el país se practica el Muai Thai, un deporte de artes marciales, kimonos y ropas características de China y falsificaciones de ropa de marca, camisetas de fútbol, etc.
Respecto a la comida, Bangkok nos impresionó por su cantidad de pequeñas paradas colocadas a lo largo de sus calles, sin margen ni espacio prácticamente entre ellas ni para los transeúntes. Chiang Mai en este aspecto es también diferente. Si bien es cierto que en el mercado diferentes olores evidencian la presencia de negocios gastronómicos, no llegan ni a parecerse a lo que nos encontramos en Bangkok: Intensos olores que nos sorprendieron por su diferencia con los nuestros y que a priori nos parecieron de lo más desagradables, generando un ambiente cargado, que despista, que acapara tu atención. Tal vez por sus especias, o porque no estamos acostumbrados a este tipo de comida en nuestro país. Un olor que nos pareció fuerte, agrio, amargo.
En Chiang Mai también se respira un aire más puro por el hecho de que se encuentra situado mucho más cerca de la montaña, algo que genera un clima un pelín más frío por las noches y en según qué zonas. Esto hace de ésta una ciudad “mucho más rural”.
La ciudad de las sonrisas
Nuestros monitores nos alertaron de la importancia de la sonrisa en Tailandia, considerado “el país de las sonrisas”. En Bangkok, no obstante, no nos dio esa impresión: En lugares como hoteles o restaurantes el trato nos pareció excelente, pero no intuímos esta característica en la gente de a pie. En nuestra segunda ciudad visitada, sin embargo, la gente parece tener más facilidad para regalar sonrisas. Los vendedores de pequeños negocios, los recepcionistas de hotel y las personas que se encuentran en lugares públicos acostumbran a sonreír si cruzan alguna mirada contigo, y a ser muy agradecidos.
Nuestro guía en Chiang Mai, Guillermo, representa a la perfección el perfil tailandés en estado puro: amabilidad, simpatía, atención y hospitalidad. Características que, mezcladas con la maravilla de país que estamos descubriendo, y de sus gentes, nos provocan también a nosotros una gran sonrisa, un placer de estar aquí, de sentirnos como si fuera nuestro hogar.