Una balsas, dos remeros, uno en cada punta, selva angosta a lado y lado de río. Seis embarcaciones descienden el río Mae Tang con 30 expedicionarios haciendo equilibrios para no resbalar con el bambú que les transporta. Una imagen viene a la mente mientras los recodos del río dejan ver la frondosa vegetación: ramas, lianas y espeso boscaje no dejan ver más allá de unos metros en las riberas. Es un digno escenario de la película de Francis Ford Coppola, Apocalypse Now.
Una vez más, Tahina-can va un paso más allá y después de pasar dos días por la selva tailandesa, volvió a la civilización con las barcas que utilizan los lugareños. Si el viaje de ida de la expedición fue a través de pequeños senderos en la selva, esta vez, río abajo todo fue más fácil para los expedicionarios.
Las balsas, hechas con bambú, tienen una resistencia aproximadamente de 7 u 8 viajes, pues el bambú pese a ser resistente, sufre mucho en un río donde hay rápidos a menudo y pueden transportar cerca de 400kg de peso. Nuestros guías fueron quienes condujeron la balsa, ya que estan muy acostumbrados a descender el río con cargas altas.
Las sensaciones de los expedicionarios no puedieron ser mejores, era un día soleado, el agua estaba en calma y puedieron disfrutar de un descenso plácido con momentos más excitantes provocados por los rápidos.
Exhaustos, y tras tres días sin cruzarse con una ducha en condiciones, los expedicionarios volvieron a Chiang Mai.