Mireia Márquez
Los expedicionarios han visitado hoy el Vakil Bazaar, fundado el siglo XVII en la ciudad iraní de Kermán, situada a 300 km del Golfo Pérsico. Los 2 km de largo que ocupa la calle donde se encuentran los establecimientos han dejado sin palabras a todos los tahinos, pues se trata de un recinto comercial de 3.000 m2 que cuenta con más de mil tiendas y recibe a diario miles de visitas.
Los comercios ofrecen todo tipo de productos: desde especias y comida hasta ropa, accesorios, móviles y zapatos. En consecuencia, los expedicionarios han podido contemplar tanto vestidos tradicionales islámicos como indumentaria destinada a celebraciones, un contraste realmente singular. Así pues, mientras en algunas tiendas se exhibían trajes como el chador, en otras se podían observar vestidos de tirantes, cortos y de colores muy distintos y llamativos.
Al adentrarse en el bazar todas las miradas se han dirigido a los tahinos. A lo largo de todo el recorrido, desde los más pequeños hasta los más ancianos han observado los expedicionarios con curiosidad mientras paseaban por el gran recinto. Sorprendidos por su visita y por la manera de adaptar la vestimenta, los locales los saludaban y sonreían a su paso, dándoles la bienvenida a Kermán.
Además del gran número de locales comerciales y de la intensidad de las miradas, la arquitectura del bazar ha sido otro elemento que ha llamado la atención de los tahinos, pues recuerda a las mezquitas y mausoleos iraníes. La inmensa calle que lo forma está recogida por numerosos y grandes arcos que llegan hasta el techo, los cuales culminan de forma puntiaguda y se unen a impresionantes cúpulas.
Debido a la gran experiencia que ha supuesto esta visita, es más que probable que en los próximos días los expedicionarios acudan a más bazares. Tanto la simpatía de los locales como los numerosos recintos comerciales (a la vez que la espléndida arquitectura) invitan, sin duda alguna, a perderse por estos recintos y disfrutar de su gran variedad.