Después de meses de arduas negociaciones, y gracias al extraordinario empeño del equipo de la Expedición, dos chamanes accedieron a participar en la velada de los tahinos en el campamento de yurtas de Ayazkala en la República Autónoma del Karakalpakstan.
Estos eran Maatkare Abelmose y Vodchaman, últimos representantes del vodkamanismo, una rama religiosa poco ortodoxa que había asimilado al monoteísmo las antiguas prácticas chamánicas del trance para alcanzar un contacto con los espíritus. Al reparo de la reconfortante hoguera, advirtieron a los expedicionarios sobre la antigua y peligrosa magia que se cela en las infinitas arenas del desierto y les dieron también las fórmulas ancestrales que les permitirían conjurar a los demonios del pasado que vagan aún por esos páramos inhóspitos.
Y estas fueron las palabras que refirieron a los incautos aventureros. ¡Aprendedlas bien, oh viajeros, pues bien podrían suponeros la diferencia entre la vida y la muerte!
El cuento de los chamanes de Oriente*
"Debéis saber, oh viajeros, que de todas las muchas tierras que hay en el mundo, Oriente es la más antigua de todas; pues es aquí donde fueron a caer los genios tras haber atravesado el cielo, fulgurantes, más brillantes que las estrellas".
Algunos de estos genios tomaron la forma de extraños seres con cuerpo de persona y cabeza de animal, de forma que los antiguos los tomaron por dioses. Pero algunos de ellos se comportaron como auténticos creyentes y siguieron la senda del amor de Alá.
El más grande de estos genios tenía por nombre Osiris. Él fue el primer rey del antiguo Egipto y gobernando junto a su hermana Isis, la maga, enseñó a los hombres los caminos de la civilización.
Pero su hermano Set lo envidiaba y conspiraba en secreto para arrebatarle el trono de Egipto y gobernar en su lugar entre los hombres. Las huestes infernales de Set marcharon contra Osiris e Isis y su ejército de hombres mortales; y finalmente fueron derrotados en una sangrienta batalla en el desierto de Egipto.
Pero el peligro no fue conjurado del todo, pues el mal puede ser contenido, pero nunca del todo destruido. Y los genios malvados aún rondan por los desiertos de todo el mundo, cerca de las tumbas de los reyes y de los lugares antiguos. ¡Manteneos alejados de esos lugares, oh viajeros!, pues su alimento es el alma humana. Como demonios cuyo aliento es el viento helado del desierto, susurran al oído de los hombres hasta hacerlos enloquecer.
¡Pero no debéis temerles, oh viajeros! Pues los antiguos sabios nos dejaron también estas palabras que sirven para conjurar a los genios malvados.
* Adaptación, reducida y modificada, de un fragmento de la novela "El sueño de Tutankamón", de Tom Holland (muy recomendable, dicho sea de paso).
** Como se habrá ya notado, tanto el texto como la ceremonia en sí fueron una suerte de divertimento organizado por el equipo de la Expedición. El resto de expedicionari@s, convencidos de que iban a venir chamanes de verdad, tuvieron una sorpresa… que fuera para bien o para mal, ya debéis preguntárselo a ell@s.
Foto: Mariona Peña