El guía empieza su relato explicando que proviene de una zona rural, siendo originario de la ciudad de Higüey, al este de la República Dominicana. Sus padres vivían de la agricultura, pero Emerson confiesa “a mí nunca me gustó el campo, porque en el lugar donde crecí todas las personas que se dedicaban a ello no tenían dinero”.
Así que en el año 1991, cuando se madre se marchó a EEUU, decidió trasladarse al pueblo a estudiar inglés, y más tarde, donde más tarde iniciaría sus estudios de alemán e italiano. Fue entonces cuando tomó la decisión de salir de su ciudad de origen: “Cuando me vi hablando tres idiomas, pensé… Me voy a ir a trabajar a Punta Cana, porque allí es donde está el turismo y por lo tanto los dólares y euros, lo que para nosotros, los dominicanos, es como tener una moneda de mucho valor, y el filón para reproducir el dinero que tú te ganas”.
Y ya sería seis años después cuando conoce a una persona que le ofrece trabajo en Punta Cana, precisamente por su destreza con los idiomas, ideal para la gran afluencia de turismo que la isla ya comenzaba a tener. Su primera labor en el sector consistía en hacer los traslados de las personas que llegaban al aeropuerto hasta sus hoteles, los llamados “transfer”. A ello se dedicó desde entonces hasta el 2005, un tiempo en el que afirma “Gané muchísimo dinero. Pasé de tener 12 dólares mensuales, a ganar 500. Fue una locura para mí. Ganaba más dinero que mi padre, que mis hermanos, que mi madre en los EEUU… Fíjate que cuando pasó el huracán George, en 1998, y destrozó las dos casas de mis padres, yo las reconstruí, y les dije que no trabajasen más porque yo les mantendría, y así fue”.
Más tarde, Emerson obtuvo la licencia de guía oficial, que le otorgaba una jurisdicción a nivel nacional, lo que le permitió empezar a trabajar con grupos. Fue entonces cuando empezaría a ganar 3000 dólares mensuales, cuando el sueldo medio República Dominicana, para aquellos tiempos, no pasaba de los 100. En esta época, nos cuenta Emerson, “no tenía mucha experiencia, pues el dinero me lo gastaba… juventud al fin y al cabo; entonces mi padre pasó a ser mi asesor, y empecé a administrarme mejor, a tener una casa, otra casa… y a tener bienes”.
En 2004, cuando Leonel Fernández ganó las elecciones, el dólar empieza a bajar su valor y el turismo comienza a decaer…así como los salarios de los trabajadores que se dedicaban al sector del turismo. Del mismo modo afectó a Emerson, que empezó a ver cómo su salaría llegaba a reducirse hasta tres cuartas partes. Entonces toma conciencia de lo que está sucediendo, y como alternativa, decide inscribirse en la universidad para estudiar Derecho. “Se me despertó el deseo por estudiar leyes”, afirma el guía de la expedición. En 2010 obtiene su título de abogacía, y cuatro años después, instala su propio despacho, en el el que hoy trabajan cinco personas más, especializados en distintas áreas.
En su caso, Emerson se dedica más a los asuntos del derecho laboral y de la seguridad social. Sin embargo, confiesa, “como he trabajado en el sector turístico por tantos años, no he visto la forma de dejar de guiar, porque me gusta y me apasiona. Con esta empresa solo trabajo dos días, los miércoles y los jueves, a no ser por algo excepcional que me soliciten, como es el caso de vuestro grupo que os acompañaré todo el viaje”.
Por lo general, el resto de días los pasa en su oficina ejerciendo de abogado, y los domingos los dedica íntegramente a la religión, declarándose evangélico. Nos cuenta que el 80% de la población dominicana es católica, y que el 12.5% es evangélica, como él: “Yo voy a la misa los domingos, con mi familia, por la mañana y por la tarde, dedicándole todo el día a la iglesia”.
Emerson concluye así su experiencia como dominicano, como trabajador, como una persona amante del turismo y las leyes, creyente y practicante de su religión, una persona afable, con don de gentes y encantado de aportar su granito de arena a la expedición Tahina-Can.