Tras una andanza complicada por el fuerte desnivel y la finura de la arena, los expedicionarios hacen notar su presencia con lámparas voladoras, un rito en todos los viajes de Tahina-Can. Antes de intentar la toma de la fortaleza de Elikkala, los expedicionarios han recibido al calor de una hoguera la bendición de reputados músicos y chamanes locales, que advirtieron de la dificultad de la misión.
Según los descubrimientos de arqueólogos e historiadores soviéticos empieza cuatro siglos antes de Cristo con la edificación de hasta 50 murallas en la región, de las cuales Elikkala es la única que ha sobrevivido hasta nuestros días.
La noche ha empezado con la bendición de músicos y chamanes locales para levantar el ánimo a los expedicionarios, conscientes de la dificultad de tomar una fortaleza de murallas que rodea una superfície de 2’7 hectáreas, en la que antes se hallaba el castillo de Ayaz Kalá, destruído en el siglo XIII por los ejércitos mongoles de Gengis Khan.
Una vez dentro, se ha procedido al ya tradicional lanzamiento de lámparas voladoras que colorean el brillante cielo nocturno del desierto con varias constelaciones de estrellas fijas o fugaces y la luna en fase de cuarto creciente. 450 kilómetros en autobús separan ahora a la expedición de Bujara, que hoy ha registrado una temperatura máxima de 52ºC.