Diario de Ruta 2017, Colombia

La patria colombiana vuelve a casa

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Alexander Valencia lleva casi un año fuera de casa, de su Colombia. Diez meses en los que no ha visto ni a su familia ni a sus amigos, tiempo en el que ha cambiado el colorido y la diversidad colombiana por la monotonía de una base militar en la península del Sinaí.

Alexander Valencia lleva casi un año fuera de casa, de su Colombia. Diez meses en los que no ha visto ni a su familia ni a sus amigos, tiempo en el que ha cambiado el colorido y la diversidad colombiana por la monotonía de una base militar en la península del Sinaí.

Alexander es militar, forma parte del ejército colombiano desde los 22 años y a sus 34 años está acabando su primera misión en el extranjero. Valencia, junto a sus compañeros, fue destinado a Egipto hace diez meses, pero no para entrar en ninguna guerra, a diferencia de lo que muchos podrían pensar. La batalla que ha librado Valencia en el Sinaí es una mucho más importante: la de la paz. El ejército colombiano es uno de los agentes encargados de revisar el tratado de paz firmado entre Egipto e Israel. "Bonito pero intenso", según nos describe Alexander. 

Valencia aprovecha su vuelo de vuelta para hacer balance de sus años en el ejército. Dicen que lo importante no son los motivos por los que te aventuras a un proyecto, sino los que te hacen quedarte. Y ese parece ser el caso de Alexander, que mientras esboza una tímida sonrisa explica que no tiene muy claro el por qué ingresó en las fuerzas armadas de su país. “Fue de un día para otro, no hacía nada, así que decidí meterme al ejército”, explica. 

El amor por un país es lo que a uno le lleva a defenderlo y a Alexander a aguantar doce años en el ejército. Su cara orgullosa retrata su compromiso con la defensa de la soberanía colombiana, dentro y fuera de su país. Defender esa soberanía muchas veces conlleva la obligación de mantener la neutralidad ante asuntos correosos. Y el proceso de paz lo es: “a los militares nos tienen prohibido hablar de temas de los que no nos ocupamos”. El camino hacia la paz en Colombia es un proceso político del que se encargan los políticos, por lo que el ejército debe mantenerse al margen, según sostiene. Al César lo que es del César.

El vuelo avanza y cada vez estamos más cerca de América Latina, de Colombia, de Bogotá. A Valencia se le ilumina la cara al hablar de su país: “es precioso, es muy diverso”. Alexander nos destaca la inmensidad de Bogotá, la belleza de Cartagena de Indias y la magia de la Ciudad Perdida. Nos avisa: “en Colombia uno corre el riesgo de querer quedarse”.