Por Ona Lasheras
Algunas personas, cuando piensan en Egipto, lo primero (o incluso lo único) que se les viene a la cabeza son las pirámides y faraones. Aunque solo lleve unas horas en este país, puedo decir que Egipto es mucho más que eso. Egipto es agua, y también desierto. Egipto es tradicional, y a la vez moderno. Egipto es una cosa y a la vez radicalmente la opuesta. Para mí, Egipto es puro contraste. Esta es la definición y el concepto en el que he querido profundizar mediante una serie de fotografías, que pretenden mostrar estos polos opuestos dentro del país.
SOBREVIVIR AL LUJO DEL NILO
La pobreza y la riqueza conviven la una con la otra, generando imágenes como esta. Podemos ver muchos cruceros turísticos, con lujosos camarotes y grandes salas, mientras también vemos a egipcios que trabajan en barcas de remo, aprovechando los recursos que obtienen del Nilo.
COMIDA RÁPIDA SIN ESPECIAS
Egipto es mezcla de tradición y modernidad. Paseando por las calles de Asuán es fácil encontrar puestos de comida y alimentos típicos, pero al girar a la vuelta de la esquina uno se sorprende con el fast-food estadounidense.
LOS CUADRÚPEDOS DEL SÁHARA
Los animales cobran una relevante importancia tanto en la mitología egipcia como en el día a día del país. Una de las cosas que me sorprenden es ver la diversidad de ellos que conviven con las personas. Vemos tanto animales domésticos que podemos encontrar por España, como otros muy distintos a los que no estamos habituados, en este caso los camellos.
LA VELOCIDAD CON Y SIN LUCES
Las ciudades cambian radicalmente de día a noche. Dentro de los estándares egipcios el tráfico durante el día tiene un aparente orden, que cuando llega la noche se convierte en caos y cláxones.