Isabel es una camarera que trabaja en el sector del turismo en Isla Saona, done acompaña a los turistas en el viaje en barco hasta este punto tan deseado del Caribe. Nos ha contado su situación actual, sus objetivos y sueños en la vida, junto con su visión del mundo en un país donde el turismo mueve la economía.
La trabajadora dominicana del catamarán que surca las aguas del mar Caribe desde la isla dominicana hasta Isla Saona, empieza contando que ella, a sus veinticinco años de edad, lleva siete años trabajando y ahorrando para poder labrar su futuro.
Su padre trabaja de carpintero y su madre es ama de casa. Ella, sin embargo, es buena en los estudios y quiere continuar con ellos en cuanto le sea posible: "Yo recibí una educación primaria y secundaria muy buena y ahora llevo tres años en el sector del turismo trabajando de lunes a domingo sin vacaciones", explica Isabel.
Por ahora, encarga de servir bebidas y animar el ambiente bailando en grupos de turistas que quedan ensimismados con el ritmo de sus caderas.
Se casó en el año 2011 y ya es madre de una niña de cuatro años llamada Icairi, que está estudiando primaria, y de un niño de un año llamado Paul. Ambos viven con los padres de Isabel ya que ella y su marido, que residen cerca de Punta Cana, trabajan sin parar y no pueden estar por ellos durante la semana. Su sueño es irse a vivir a Estados Unidos o a Canadá con ellos y con su esposo en cuanto tengan suficiente dinero para ir a estudiar fuera, como nos explica con aire entusiasmado: "Mi sueño es ser enfermera. Siempre quise serlo y sé que lo voy a conseguir porque ya llevo muchos años ahorrando para eso y queda muy poco". Además, su marido trabaja en el sector de la hostelería y también tiene intención de continuar sus estudios una vez en el extranjero.
Tiene planes de futuro y las ideas muy claras, como cuando afirma que "no por estar bailando y sirviendo copas de ron estoy tirando mi futuro por la borda. Lo estoy alimentando para dar un salto". Aunque su inglés no es muy bueno, Isabel se sigue esforzando por mejorarlo y lo practica en cualquier ocasión que se le presenta. "Mi inglés es regular pero yo sigo en la cruzada de dominarlo" confiesa con una sonrisa en los labios.
Aunque trabaja en el sector, no le gusta el turismo de masas que recibe su país de origen y prefiere ir a viajar y a conocer mundo ya que, según ella, es la única forma de vivir realmente. Dice que quiere empezar conociendo Nueva York y una vez acabados los estudios irá a trabajar en algun otro país. Recuerda que "en República Dominicana el turismo es la base de todo, pero yo quiero ser alguien en esta vida y, aunque tenga dificultades económicas como todo el mundo acá, voy a salir de acá para crear mi propia vida".
Prefiere tomar cerveza que tomar ron, la música y el baile forman parte de su vida y de su forma de ser y disfruta nadando en la playa con su marido y con sus hijos, cuando puede. Es una persona amable, alegre y sonriente que nos alegró el viaje desde Isla Saona hasta el puerto a ritmo de merengue y de bachata impregnado del olor de los Santa Libres más ricos que los expedicionarios hemos podido probar en toda la isla. Una mujer fuerte y luchadora que ha puesto por delante su futuro para poder tirar adelante sus hijos, su familia y sus sueños.