Diario de Ruta 2008, Perú

¿Somos irracionales? Tradicional lucha de toros en Arequipa

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Artículo de opinión

Existen aspectos vergonzosos ética y moralmente en las costumbres y tradiciones que aún hoy, en el siglo XXI, perviven en numerosos pueblos y ciudades en el mundo. Es el caso de las fiestas patronales, donde la diversión central es el maltrato de animales, como por ejemplo los espectáculos taurinos donde se abusa y se maltrata al toro de forma cruel e inmisericorde.

En degradantes espectáculos, como el que hemos visto en Arequipa, donde se somete a los animales a esfuerzos y situaciones sin límite, donde dos toros nobles luchan sin ningún significado natural para ellos, inevitablemente azuzados por despiadados dueños o promotores del espectáculo, sufriendo no sólo físicamente.

En Arequipa y en todo Perú, el número de estos acontecimientos aumenta cada vez más; estos enfrentamientos entre reses son considerados como una actividad más en el programa de las atracciones festivas, culturales y económicas impulsadas por ayuntamientos y gobiernos locales.

La protección animal ha de erigirse por encima de intereses sectoriales y económicos minoritarios fundándose en la ética ecológica basada en la moral racional de justicia, coherencia e imparcialidad.

A veces, buscando la novedad y mayor atracción en sus fiestas populares, se provoca un incremento del maltrato animal presente en estos espectáculos donde aún se fuerza más el enfrentamiento sangriento del que hacemos crítica.

Este ritual sumamente despiadado es práctica común como violencia institucionalizada en las fiestas locales, donde una pareja de toros enfrentados se embisten con bravura en  calurosas tardes, con el graderío de fondo estallando de emoción. Malheridos, estos nobles animales forzados a luchar por sus criadores sufren las heridas que se provocan mutuamente con la cornamenta.

Al igual que en España, Perú tiene una larga historia que usa la confrontación violenta en pro de la tradición. Lo nombran arte y cultura, pero, ¿qué tiene de arte y cultura que individuos torturen y martiricen a estos seres vivos?

En España y en otros lugares del mundo, es prioritario un exhaustivo debate público que implique un compromiso sobre este problema por parte de los partidos y programas políticos electorales.

La respuesta a tanta destrucción y hambre de crueldad con los animales es una autolimitación personal y social en la evolución natural del hombre.

 

La sociedad humana basa su madurez social en diversos parámetros, uno de ellos es el reconocimiento y ampliación de nuestras responsabilidades frente a nuestros animales y evitar la violencia gratuita en celebraciones colectivas.

El compromiso con una vida digna animal debe hacernos cuestionar los malos tratos físicos, psicológicos que se les infringe y que comportan que nuestra moral practica deba ampliarse y huir de la falacia de superioridad humana insensible frente al resto de los seres vivos.

No colabores con un juego de dementes: hagamos las paces con los animales y el mundo.

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