Un castillo preislámico, un santuario sagrado y un típico bazar iraní fueron los lugares visitados por los tahinos en esta jornada
Por Valentina Carbajal
Una vez aterrizados en Kermán, nos dirigimos a Mahan. Allí se encuentra el castillo de Adobe de Rayen. Una ciudad amurallada de más de mil años de antigüedad construida con el material típico de la zona. El adobe es una mezcla de barro y paja que sirve para mantener el fresco en verano y el calor en invierno. Aún hoy se pueden diferenciar las ruinas de los distintos barrios, la casa del gobernador y un templo zoroastra llamado templo del fuego. Los zoroastras eran la mayoría religiosa en Irán antes de que se estableciera aquí el Islam, hoy conforman una de las varias minorías religiosas del país.
El próximo lugar de interés que recorrió el grupo fue un santuario, complejo que contiene en su interior el mausoleo del Shah Nematollah Vali, un renombrado poeta y sufí iraní. Muchos años después de su vida, se decide llevar a cabo esta construcción en el período sahadi como reconocimiento de su sabiduría y su naturaleza piadosa.
La construcción presentaba cúpulas con relieves en yeso, formas vegetales y geométricas simétricas. Este tipo de decoración es típica en los edificios islámicos religiosos porque está prohibida la representación de animales y personas.
El último destino del día fue el Bazar de Kermán, con sus cúpulas, sus callejones y sus decoraciones en mosaico. Dejando detrás los monumentos, el equipo pudo interactuar con los iraníes que se muestran muy curiosos y simpáticos. Los más intrépidos son los niños que saludan con timidez.