La expedición Tahina-Can visitó la Universidad Pontificia y Católica de Lima en su primer día en el país andino. Sobre las diez de la mañana, los tahinos comenzaron un pequeño recorrido por el campus para conocer la realidad de los estudios superiores en Perú. El primer dato anecdótico de esta universidad lo podemos encontrar mientras paseamos por sus jardines: no solo los jóvenes descansan en ellos; ardillas y ciervos deambulan a su aire por el territorio con total tranquilidad y posando como artistas para las fotos de los sorprendidos expedicionarios.
Tras el breve paseo por la universidad, los estudiantes comenzaron a conocer cómo funciona el sistema universitario en este país. Los peruanos tienen hasta 92 universidades para elegir donde estudiar, aunque su elección se reduce a dos opciones, dependiendo del poder adquisitivo de cada familia: las públicas o las privadas. La Católica de Lima es la universidad más importante de Perú, y junto con la Universidad de San Marcos, (pública y la más antigua de América Latina), son dos extremos y ejemplos de dos tipos de enseñanzas totalmente distintas y enfrentadas.
Durante la presentación, uno de los temas que más debate causó fue el enfrentamiento de las universidades públicas y privadas. Mientras que los tahinos proceden de universidades públicas y se declaran defensores de éstas, en Perú no es así. Las universidades púbicas están desprestigiadas; los jóvenes peruanos lo tienen claro: “yo no estudiaría nunca en una pública”, dice Victor, un estudiante de comunicación de la Católica. Un debate que Abelardo Sánchez, coordinador de la especialidad de Periodismo de esta universidad, intentó esquivar evitando a toda costa las preguntas directas de los expedicionarios.
La cruda realidad se puede demostrar en cifras. Para poder acceder a la Católica de Lima, los estudiantes tienen que tener una renta alta; estudiar un año en esta universidad le sale a cada alumno por la módica cantidad de 15.600 soles (4.000 euros), una cantidad que para la mayoría de los habitantes de Perú es complicada conseguir, si tenemos en cuenta que el sueldo medio de un trabajador es de 550 soles (141 euros al mes). La cantidad viene determinada por los créditos que cursan cada año.
Pero esta cifra puede verse reducida levemente dependiendo de las becas que ofrece la universidad o trabajando para ella. A pesar de estos números, los estudiantes sólo llegan a pagar el cincuenta por ciento de lo que costaría en realidad un año en esta universidad. La realidad es simple: en Perú, el dinero decide el futuro de los jóvenes universitarios.