La pequeña isla de Holbox se convierte en el primer destino de la XIV edición de Tahina Can
Se suele decir que la mayoría de seres humanos pasan mucho tiempo intentando encontrar la felicidad. Muchas veces la búsqueda del lugar perfecto puede parecer complicada pero bien es cierto que en otras es más sencillo de lo que parece. En Tahina Can también nos mueve este objetivo, por ello visitamos Holbox una pequeña isla al norte del estado de Quintana
Roo (Yucatán,México).
Nuestra aventura empieza en la calurosa ciudad de Cancún, a las 9:30 y después de cargar todo el material en el autocar la expedición Tahina-Can inicia la travesía.
Durante el trayecto Mario, nuestro guía, nos cuenta cómo en los pueblos de la zona aún se habla la lengua maya y el español se enseña en las escuelas. Como dato curioso nos explica el porqué del nombre de Yucatán, denominado así ya que Yucata (que en maya significa “no te entiendo”) fue la respuesta que los autóctonos dieron a los primeros conquistadores europeos que llegaron a la zona.
Nuestra ruta nos lleva a los pueblos de Kantunilkin, donde probamos la deliciosa fruta de la Pitaya y, más tarde, al embarcadero de Chiquilá en donde tomamos el ferry hacia Holbox. El día es nublado e incluso cae una intensa lluvia, pero los tahinos están animados, en Tahina se aprende a sufrir en los malos momentos porque se sabe que luego siempre habrá algo para disfrutar.
Holbox, que significa “hoyo negro”, recibe su nombre de un lago situado en el centro de la isla en el cual se ve negra el agua. La isla nos acoge con unas calles sin asfaltar, inundadas debido a la lluvia. Lo que más sorpresa causa en los primeros momentos es el uso como principal medio de transporte de unos carros parecidos a los coches de golf. Al mediodía comemos en el Et voilà, propiedad de Bruno , un francés residente en la isla desde hace más de veinte años.
Por la tarde los grupos de trabajo se reúnen para perfilar cómo enfocarán el trabajo periodístico de la 14ª edición de la Expedición Tahina-Can.
Antes de la cena nos presentan a Carlos, que más tarde nos llevará a ver el increíble y especial fenómeno de la luminiscencia. Acto seguido recibimos la motivadora charla de Lluís Pastor, profesor dela Expedición y experto en comunicación, en la cual hablamos de lo esencial que es saber observar y explicar, dos conceptos fundamentales en la profesión que tanto amamos, el periodismo. También, remarca Pastor, hace falta seguridad y confianza así como ganas de aprender y explicar a los demás para que se cuestionen diferentes aspectos, sin olvidar que el buen trabajo en equipo es fundamental.
A las 9:45 vamos al puerto y nos dividimos en cuatro lanchas con trece tahinos en cada una. Al arrancar nos adentramos en una profunda oscuridad que poco a poco va disipándose gracias a la brillante luz de las estrellas y el espectacular efecto fluorescente del coral. Una vez en la isla, llamada Isla Pasión nos sumergimos en la costa y observamos el mágico fenómeno de la bioluminiscencia. Este sorprendente hecho ocurre gracias a nuestro movimiento corporal y debido a que el coral brilla, es su modo defensivo frente a otras especies.
Después del primer día en Holbox nos cuestionamos si es posible otra forma de vida más pausada y sencilla que la que tenemos en nuestros respectivos lugares de origen. Esta pequeña isla es especial y lo estamos viviendo a cada instante, sin duda es un lugar que brilla con luz propia y su visita es más que recomendable para todos los que estén buscando, o no, el paraíso.
David Rigola-5/9/18 Holbox