Una pareja de mexicanos analiza la situación de su país desde Mexico
Un matrimonio camina con su parada ambulante de crema de coco por toda la playa de Holbox mientras se les acercan personas que miran, preguntan y compran. Hay dos chicas que observan con deseo el combinado, lamentan haberse dejado el dinero en la habitación del hotel. En ese momento, Fabio se levanta de su hamaca y paga 50 pesos para que las turistas puedan probar la crema de coco: “es una cosa deliciosa, no pueden irse sin probarla”, dice con una gran sonrisa.
Así es Fabio Larrea, veraneante en Holbox y residente en Ciudad de México, dos lugares que según nos dice, no tienen nada que ver: “en Ciudad de México viven unos 22 millones de personas, aquí sólo hace falta ver que el pueblo tiene cuatro calles”. Ese es para él un gran encanto de la isla, la cuál intenta visitar cómo mínimo dos veces al año, ahora está de vacaciones pero en abril también estuvo.
Quizás se deba también ya que Alejandra, su pareja, opina que Holbox es “el mejor lugar del mundo”. También explican que, por desgracia, creen que este paraíso terminará en poco tiempo, ya que se está empezando a masificar y acabará siendo una mera atracción turística abarrotada de hoteles: los originarios de Holbox acabarán desplazándose y el encanto de la isla morirá, afirman.
La pareja ha viajado por todo el mundo, España incluida. Ella se enamoró de Toledo ya que dice que es cómo viajar al pasado; en cambio, Fabio es un devoto de Barcelona, su elegancia y su ocio nocturno. Vivió allí un tiempo cuándo aún estudiaba, su compañero de piso era catalán y así aprendió un poco la lengua. La última vez que la pareja estuvo en la capital catalana fue en octubre del 2016, cuando un amigo les invitó a su casa en el Club de Golf Vallromanes.
Sus viajes por todo el mundo también cuentan con la presencia de Denver, la mascota. Es un perro que no supera los 10 kg y le gusta mucho el agua, tanto que Alejandra entra al mar con una tabla de surf y Denver le sigue nadando, hasta que alcanza la tabla y se sube en ella. Nada un rato y sale a la arena, está cansado ya que el día anterior había andado durante tres horas, así que se tumba junto a su familia humana a descansar.
Hablan relajados sobre México y lo que para ellos representa. Él se considera muy patriota, está muy orgulloso de su país pero aún así dice que sigue siendo tercer mundista, racista y clasista: “nosotros no tenemos los rasgos mexicanos muy marcados, de hecho ella parece europea, y notamos que por ello hay en sitios que nos tratan mejor”. Estos serían para él los principales problemas actuales, además de la corrupción política y en general, del sistema: “si haces algo mal y la policía te ve, puedes evitar la multa con una mordida” dicen ambos. Afirman también que el periodismo es completamente partidista y sensacionalista, por eso intentan informarse a través de otros medios, además de que las relaciones de poder son completamente elitistas “como en todas partes”, aseguran. Creen que el pueblo mexicano es valiente y lo ha demostrado en muchas ocasiones, por eso el gobierno intenta mantenerlo sumiso: “nos mantienen dormidos porque saben que somos guerreros”, concluye Fabio.
Los tres se ven relajados, disfrutando de sus vacaciones, hasta que Fabio enseña la tablet que lleva para ir trabajando desde la playa: tiene dos consultorías y no puede permitirse el lujo de desconectar del todo. En cuánto a Alejandra, se tumba y se pone a escuchar música, ella tiene una clínica, pero no se ha llevado el trabajo a cuestas, así que se van a relajar los tres juntos. Él se enciende un Cohiba mientras toma un cóctel, ella cierra los ojos y toma el sol mientras acaricia a Denver, que lleva un pañuelo de colores atado al cuello y reposa plácidamente junto a su familia. Ambos seguirán disfrutando de Holbox, su paraíso.
Laura Casamitjana